sábado, 18 de abril de 2015

PREOCUPA FEMICIDIOS EN BAJA CALIFORNIA

Rafael Michel
I
A pesar de que el asesinato de mujeres, debido a su situación de inherente vulnerabilidad frente a los hombres ha existido siempre y en todas las culturas, no fue sino hasta fines del siglo XX cuando se empezó a tomar conciencia de este problema social que afecta a mujeres de todo el mundo sin importar raza, edad, nivel socioeconómico o cultural.
Diana Russell usó por primera vez el término en inglés, femicide, en 1976, ante el Tribunal Internacional de Los Crímenes contra las Mujeres, en Bruselas. Como concepto, según ONU Mujeres (2011:18-20)1, ‘femicide' fue desarrollado por Jill Radford y Diana Russell para distinguir 'homicidio' y ‘asesinato' de la ‘muerte violenta de una mujer a manos de un hombre, por el hecho de ser mujer'.

En español, femicide tiene dos equivalentes: feminicidio y femicidio, que algunas veces se usan como sinónimos y otras tienen matices semánticos diferentes. Marcela Lagarde, socióloga mexicana, sugirió el término feminicidio argumentando que femicidio significa únicamente el asesinato de mujeres y homologa este término con homicidio, mientras que feminicidio implica una serie de hechos de lesa humanidad que incluyen crímenes, secuestros, desapariciones de niñas y mujeres en un cuadro de colapso institucional bajo la suposición que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables (ONU Mujeres: 19).
En los datos de las Antenas de Neología se observa la preferencia de feminicidio sobre femicidio. La diferencia de uso más importante es que en México, Perú y España sólo se registró feminicidio; en Colombia básicamente se usa feminicidio; en Argentina y Chile se privilegia femicidio.
II
En Baja California, 6.7 mujeres de cada 10 sufren violencia doméstica y a un grado extremo. ‘‘Tan sólo en 2013 hubo 75 feminicidios, en 2014 registramos 90 y en lo que va del año ya tenemos 40 asesinatos de mujeres: 10 asesinadas en Tijuana, 9 en Mexicali, 4 en Tecate. De Rosarito no hay datos. Tijuana ocupa el segundo lugar en feminicidios, después de Acapulco.
Por lo demás, el país sigue careciendo de una política social, laboral, educativa y de salud capaz de actuar como factor preventivo contra la delincuencia; se mantiene intacta una política económica que provoca desarticulación social, desempleo y marginación; prevalece la impunidad ante la casi totalidad de los crímenes perpetrados en la administración pasada, y se ha postergado el saneamiento de las corporaciones policiales de los tres niveles.
En el ámbito de los derechos humanos, se ha experimentado un estancamiento en las acciones oficiales para garantizar su observancia e incluso se ha asistido a ejercicios de la negación de la realidad respecto del clima de vulnerabilidad generalizada en que se encuentran las garantías individuales, como quedó de manifiesto con el diferendo reciente entre la cancillería y la Organización de las Naciones Unidas respecto de la persistencia de la tortura en el país.
III
En tales circunstancias, no es de extrañar que se presenten escenarios de estallido de violencia como el que ocurrió en Reynosa.
El incumplimiento del Estado como garante de la seguridad pública y de la observancia de la legalidad representa un desgaste político que conduce, a corto o a largo plazo, a la ingobernabilidad, como ya se ha constatado en diversas entidades. Frente a ello, el optimismo oficial constituye una postura tan equivocada como riesgosa en la medida que merma la capacidad de las autoridades para resolver uno de los problemas más ominosos de cuantos padece la población. Es necesario que el gobierno federal muestre voluntad política para reconocer la realidad y para afrontarla de manera inteligente y responsable.
Ante el incremento de crímenes violentos contra mujeres, organizaciones civiles de Baja California y Guanajuato exigieron al gobierno federal emitir alerta por violencia de género en sus entidades y que tomen las medidas de emergencia correspondientes.
Liliana Sevilla, de Libre Movimiento Ciudadano de Baja California, señaló que esta es la quinta entidad que hace la petición, ya que existe violación de derechos humanos de las mujeres por violencia feminicida o agravio comparado.
En conferencia de prensa, aseguró que las cifras de crímenes contra mujeres en el estado han aumentado de manera exagerada ‘‘ante un gobierno (estatal) misógino, que cierra los ojos ante una realidad que los está avasallando, donde las políticas públicas no están encaminadas al desarrollo profesional de las mujeres y donde la violencia institucional es latente, patente y presente’.


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