viernes, 3 de abril de 2015

BORDOFARMS, EN TIJUANA

Rafael Michel

Interesante reportaje sobre el bordo internacional de Tijuana, hizo Imelda Garcia en ReporteIndigo . ¿Pero qué creen? ya la autoridad federal resguarda, según informó toda la canalización donde se encuentra el bordo.
I
¿Pero qué creen? ya la autoridad federal resguarda, según informó, toda la canalización donde se encuentra el bordo. Sin embargo; está muy interesante el reportaje, que dice: en una de las zonas más agrestes de la ciudad de Tijuana, Baja California, la frontera más transitada del mundo, un joven emprendedor intenta sacar del limbo a los migrantes más desamparados, los que no han logrado cruzar “al otro lado”, que fueron deportados, o que viven atrapados en las garras de la drogadicción, con un futuro incierto y evadiendo su realidad.
En la canalización del Río Tijuana, un arroyo cubierto de cemento que cruza la ciudad y la divide en dos, Miguel Marshall y sus colaboradores arrancaron con el proyecto de BordoFarms o “Granjas del Bordo”, si se traduce al español, en el que se habilitaron pequeñas parcelas para la siembra de vegetales y hortalizas.
Ahí, trabajan algunos migrantes atrapados en el río. Hoy se hacen llamar los “BordoFarmers”.
Con su huerto urbano, que tiene apenas unas cuantas parcelas, Marshall y los suyos desafiaron no solo al destino de estos hombres, sino también a las autoridades.
Sin permisos para realizar obra alguna en ese lugar, de jurisdicción federal, Marshall y un grupo de jóvenes líderes comenzaron con la instalación de los pequeños huertos.
Fueron amenazados por las autoridades de que sería demolida la instalación. Sin embargo, los propios migrantes cuidan, con guardias las 24 horas del día, que las parcelas no sean destruidas.
Los BordoFarmers ya levantaron su primer cosecha. Con orgullo hablan sobre sus cualidades para hacer crecer los frutos en una caja con tierra fértil.
Con su primer levantamiento, los migrantes deportados prepararon una ensalada que comieron en medio de un festín, por el objetivo cumplido.
La meta es que las BordoFarms crezcan y se conviertan en una verdadera opción para más de los 10 hombres que actualmente laboran en el proyecto.
El motivo de fondo, sin embargo, es sacar a los migrantes del bordo de su condición y brindarles una nueva oportunidad de vida. Construir un huerto vertical de grandes dimensiones que dé trabajo a quienes se encuentran en la canalización del río.
Apenas a unas semanas de que comenzó sus actividades, ya dos personas han abandonado el bordo. Se fueron listos para iniciar una nueva vida. Eso, para Marshall, ya es un logro. Pero falta multiplicarlo por cientos.
II
Caminar por la orilla del Río Tijuana puede ser devastador. En él, miles de migrantes deportados y personas sin hogar deambulan en espera de conseguir un trabajo o poder cruzar a Estados Unidos.
Quienes no tienen a donde ir, duermen debajo de los puentes vehiculares que atraviesan este río encementado que es, más bien, una herida abierta que atraviesa la ciudad de lado a lado, de este a oeste.
Cientos de personas han convertido a este río en su hogar. Desde adentro, el panorama asemeja un escenario digno de una película de ciencia ficción. No se observa nada más que las paredes y el piso de cemento gris, que se pierde en el horizonte con el azul del cielo.
La canalización del Río Tijuana está dividida por un muro invisible. En la parte más cercana a la frontera con Estados Unidos viven cientos de migrantes en condiciones de indigencia; muchos de ellos, adictos a la heroína y otras drogas, viven en un mundo paralelo, ajenos a lo que les rodea y a sí mismos.
Del otro lado, hacia el este de la ciudad, se encuentran cientos de personas deportadas indigentes con alguna enfermedad terminal o crónica. Han sido expulsados por quienes están del otro lado del río para evitar un contagio.
“Tijuana es la ciudad más dura del mundo. Y si este es el lugar más duro de Tijuana, entonces el bordo es el lugar más duro del mundo”, dice Marshall, con un dolor clavado en la mirada.
Justo en medio de ambos mundos que conviven en el río, se encuentran las BordoFarms.
En 30 cajas de madera que ellos mismos construyeron, los BordoFarmers cuidan sus plantas de betabel, acelga, cebolla y otros frutos, con el mismo empeño que cuidarían un tesoro.
Para ellos, las plantas en las pequeñas parcelas representan no solo un fruto creciendo; significan una esperanza de que puede haber un mejor futuro.
Las pequeñas parcelas fueron colocadas en el pasillo que recorre el río Tijuana justo a espaldas de la Plaza Río, el centro comercial emblemático de la ciudad.
Un puente peatonal y una ciclovía que luce abandonada, permiten a cualquiera bajar a ver las BordoFarms.
Debajo de la rampa de la ciclovía, estos granjeros urbanos instalaron un campamento con una casa de campaña, una cama cubierta de cartón y un estante para colocar sus enseres y, desde ahí, vigilan día y noche el bienestar de sus parcelas.
Cocinan en un fuego que alimentan con palos, y un bote de chiles es su cazuela.
Como en un campo de batalla, el campamento está coronado por una bandera de México, que ondea viva con el aire que también les acaricia el rostro mientras cuidan sus huertos.
III
Miguel Marshall, un joven emprendedor, nacido en San Diego, California, pero con fuertes raíces en Tijuana, fue invitado por el Foro Económico Mundial para formar parte de la comunidad de Global Shapers, o Impulsores Mundiales.
A sus 28 años, Marshall llegó a esa comunidad de líderes con un proyecto en mente para ayudar a Tijuana y su gente: instalar un huerto urbano y dar una mano a la comunidad de deportados, generando empleos.
El proyecto fue avalado por los Global Shapers y ahí comenzó su camino.
Marshall se puso en contacto con Transición Tijuana, una organización que impulsa la creación de huertos urbanos, y juntos crearon el proyecto piloto.

Decidieron entrar con los huertos en la canalización del río, una zona federal bajo jurisdicción de la Comisión Nacional del Agua, y ahí comenzaron a instalar las parcelas.

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