sábado, 19 de septiembre de 2009

CHOQUE DE AVIONES

Rafael Michel

Tenerife está plagada de niebla. Las nubes se acumulan alrededor del extinto volcán Pico de Teide y esparcen una repentina bruma extraña a través de la isla de vacaciones del Atlántico. El domingo 27 de marzo de 1977 estaba muy nublado.
Una bomba, instalada por terroristas del movimiento de liberación de las islas Canarias, había explotado en una tienda del aeropuerto de Las Palmas, en la vecina isla de Gran Canaria, y las aeronaves estaban siendo desviadas de las Palmas a Santa Cruz. Entre ellas había dos jumbo jets Boeing 747: el vuelo 4805 de la línea holandesa KLM, proveniente de Amsterdam, y el vuelo 1736 de Pan Am, proveniente de Los Ángeles y Nueva York.
Los tres controladores aéreos de servicio en la torre de control tenían once aeronaves en tierra, todas esperando autorización para despegar. Pero sus principales preocupaciones eran la niebla que espesaba rápida mente y había reducido la visibilidad a 500 metros, y las luces del eje de pista que no estaban funcionando. Para aumentar la confusión, dos de las tres frecuencias de radio del aeropuerto estaban fuera de acción y los pilotos tenían que hablar a los controladores por el parloteo de la única frecuencia que quedaba. La escena estaba lista para el desastre.La pista principal este-oeste en Santa Cruz tiene 3.2 kilómetros de largo y está a 666 metros sobre el nivel del mar. Paralela a ésta hay una segunda pista que las aeronaves usan para rodar desde y hacia los edificios de la terminal. Estas dos pistas están unidas en cada extremo y conectadas a lo largo de sus extensiones por cuatro calles de acceso. El vuelo 4805 de KLM y el vuelo 1736 de Pan Am esperaban en la segunda pista de rodaje, la aeronave holandesa justo delante de la estadounidense. La espera terminó finalmente antes de las 5 p.m. El piloto de KLM, capitán Jaap van Zanten, anunció a sus 229 molestos pasajeros que por fin le habían dado autorización para rodar y prepararse para el despegue hacia Las Palmas. El capitán de Pan Am, Victor Grubbs, hizo un anuncio similar a los 370 pasajeros estadunidenses.
Debido a la congestión en la calle de rodaje, a ambos pilotos se les ordenó mover sus aeronaves a la pista principal y rodar al punto de despegue en el extremo lejano. El mensaje salió de la torre de control al vuelo 4805 de KLM: "Ruede derecho hacia adelante al extremo de la pista y retroceda". El poderoso jet del capitán Van Zanten avanzó lenta mente por la larga pista mientras el capitán Grubbs recibía instrucciones de la torre: seguir al jet holandés para dejar la pista dando vuelta a la calle de rodaje de la izquierda.
El capitán Van Zanten completó la maniobra y dirigió la nariz de su aeronave a la niebla que ocultaba los 3.2 kilómetros de la pista principal delante de él. Su copiloto informó a la torre de control: "KLM 4805 está ahora listo para despegar. Estamos esperando autorización". La torre respondió: "OK, espere para despegar. Yo le llamaré".
La razón de la horrenda cadena de acontecimientos que ocurrió en los siguientes minutos tal vez nunca sea descubierta. Lo que sí se sabe es que mientras la torre de control verificaba la posición del jumbo de Pan Am, la aeronave holandesa se preparaba para despegar. Y mientras la aeronave estadunidense toda vía avanzaba pesadamente por la autopista principal antes de dar vuelta a una de las calles de rodaje, la aeronave de KLM soltó sus frenos, aumentó el empuje y empezó a rodar los 3.2 kilómetros de pista... derecho hacia el vuelo 1736 de Pan Am, invisible a través de la niebla.
El jet holandés ya viajaba a 240 kilómetros por hora cuando el copiloto de Pan Am Robert Braggs lo avistó por primera vez. Dijo: "Vi las luces delante de nosotros a través de la niebla. Al principio pensé que era el KLM parado al extremo de la pista. Luego me di cuenta que las luces venían hacia nosotros". Braggs gritó: "Salga, Salga". El capitán Grubbs gritó:"Estamos en la pista. Estamos en la pista"...

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