lunes, 14 de marzo de 2011

PELIGROSISIMA LA PLANTA NUCLEAR DE JAPON.



Rafael Michel
Llega la información devastadora desde el oriente, constantemente. Acá en Tijuana, Baja California, México leemos de todo y una de las publicaciones dice que como cabía esperar, la alarma nuclear desencadenada por el terremoto de Japón ha llegado a Europa, con una opinión pública dividida y desconfiada. Prueba de ello es que los ministros de Medio Ambiente de los Veintisiete recibieron favorablemente la propuesta austriaca de someter todos los reactores a una prueba de resistencia, y el Gobierno alemán ha optado por aplicar una moratoria de tres meses a la ley que autoriza prolongar entre 12 y 14 años la vida de 17 reactores. Medidas todas ellas encaminadas a serenar los ánimos, si ello es posible, y a garantizar estándares de seguridad que se atengan a lo dispuesto por la Agencia Internacional de la Energía Atómica.

Aunque la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, estime que no sería «responsable ni oportuno» crear alarmas sobre la utilización de la energía nuclear, las alarmas están ahí, y no carecen de justificación. En el caso de España, dos de sus centrales -Garoña (Burgos), cuya vida se ha prolongado hasta el 2013, y Cofrentes-1 (Valencia)- tienen idéntico diseño y tecnología que la de Fukushima, aunque es verdad que aquí, como en toda Europa, es muy difícil que se produzcan terremotos de la intensidad del japonés. El Gobierno ha de decidir, además, dónde instala el llamado cementerio nuclear, cuya vecindad tiene tantos pretendientes como enemigos. Es decir, la sociedad española tiene motivos suficientes para reclamar que se abra el debate una vez más y se pongan sobre la mesa pros y contras.

En este sentido, el comportamiento de la cancillera Angela Merkel resulta aleccionador porque compromete uno de sus empeños electorales más discutidos. Es cierto que el peso de las organizaciones ecologistas alemanas es muy superior al de las españolas, pero no puede olvidarse que la cuarta parte de la electricidad alemana se produce en centrales nucleares y el país vive un proceso acelerado de recuperación económica. Sería bueno que otros socios de la UE como Francia -el 75% de su electricidad tiene origen nuclear- tomaran nota.

Porque lo que finalmente ha de importar a gobiernos y empresas generadoras es dar garantías a los ciudadanos. Sabido es que la seguridad absoluta no existe, pero la tranquilidad razonable, sí.

El reactor número 2 de la central nuclear de Fukushima, en el noreste de Japón, ha sufrido una nueva explosión este lunes tras el terremoto y el tsunami del pasado viernes. El estallido ocurrió a las 6.10 hora local (22.10 hora peninsular española), poco después de que el Gobierno admitiera que el reactor continuaba inestable, según la agencia Kyodo. La deflagración reventó parte del contenedor primario del núcleo y provocó una fuga de una cantidad indeterminada de material radiactivo, según la Agencia de Seguridad Nuclear. La agencia Kyodo informó de que los niveles de radiación "superaron el límite legal" tras la explosión.

Japón mantiene viva la alerta nuclear ante los graves problemas de funcionamiento que está teniendo la planta. El Gobierno nipón ha admitido que "muy probablemente" tres reactores de la central 1 han sufrido una fusión de sus núcleos a causa del sobrecalentamiento. Además, hay serias dificultades con la temperatura del núcleo del reactor 2. Con todo, la agencia nuclear de la ONU calificó de "muy poco probable" una catástrofe en la central japonesa comparable a la de Chernóbil.
Los esfuerzos para controlar los reactores se vieron dificultados por una explosión en el edificio del reactor 3, que dejó once heridos. El Gobierno, que ha pedido al Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que envíe un equipo de expertos, informó de que la explosión, similar a la ocurrida el sábado en el reactor 1, no fue nuclear sino química y que fue causada por una acumulación de hidrógeno. También aseguró que no dañó al reactor ni provocó una fuga masiva de radiación, ya que los niveles de radiactividad en torno a la central no parecían haberse disparado tras el accidente.

La confusión sobre la situación de la planta se incrementó con informaciones contradictorias de la compañía propietaria Tokio Electric Power (TEPCO), que poco después de anunciar que la temperatura en los reactores 1 y 2 era por fin estable, sorprendió al advertir de un nuevo y grave sobrecalentamiento del segundo.
No obstante, el presidente de la Autoridad de la Seguridad Nuclear (ASN) de Francia, André-Claude Lacoste, ha asegurado que el accidente de la central nuclear nipona de Fukushima podría ser de nivel 5 o 6 sobre una escala de 7, es decir, por encima del nivel 4 que ha admitido Japón.

"Tengo la sensación de que estamos al menos al nivel 5 y quizá a nivel 6" por lo que se ha sobrepasado el nivel de la central estadounidense de "Three Mile Island sin llegar al del Chernobil" indicó Lacost en una rueda de prensa en la que señaló que no se puede "excluir" que se alcance el escalón máximo de catástrofe.

El experto francés en seguridad atómica aseguró que "no hay duda de que se ha producido un principio de fusión del núcleo de los reactores 1 y 3 de la central", y también del número 2, y vaticinó que "estamos al principio de una crisis que podría durar semanas..."

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