Rafael Michel.
En las escuelas
primarias y secundarias no cesa la comida chatarra. No hay quien ponga un alto.
La supuesta ley, para prohibir las comidas chatarras en las escuelas duerme “el
sueño de los justos”. Eso se puede ver en cada institución de Baja California y
del país. No hay duda y por ello para el 2030, los menores de hoy serán los
obesos del mañana. Debido a su bajo costo, la comida “chatarra” es más
que una alternativa para millones de personas sin recursos por lo que el
sobrepeso aumenta también en los países y en los sectores empobrecidos El sobrepeso es
la quinta causa de muerte en el mundo. Cerca de 2 millones 800 mil personas
mueren cada año como consecuencia de la obesidad o sobrepeso. La Organización Mundial
de la Salud
(OMS) ha alertado que, si no se toman medidas, más de mil 500 millones de
adultos padecerán sobrepeso en 2015.
Bitácora Cultural, hace un amplio analisis sobre la población con sobre peso. Y dice: El desequilibrio
energético entre las calorías consumidas y las calorías gastadas es la
principal causa de obesidad. Los alimentos hipercalóricos, ricos en grasas, sal
y azúcares, han sustituido a los alimentos ricos en vitaminas, minerales y
otros nutrientes esenciales para el buen funcionamiento del organismo.
Consumimos más calorías pero no hacemos más ejercicio. Las nuevas formas de
desplazamiento, la creciente urbanización junto con el carácter sedentario de
muchos trabajos han propiciado la disminución de la actividad física. Como
resultado de este desequilibrio se produce un aumento de peso con serias
consecuencias para la salud.
La acumulación
de grasa en el cuerpo es un importante factor de riesgo en la aparición de
otras enfermedades. Problemas cardiovasculares, diabetes, trastornos en el
aparato locomotor, y algunos tipos de cánceres están asociados de manera
directa con el aumento del Índice de Masa Corporal, indicador que determina la
relación entre el peso y la talla en los adultos.
Tanto la obesidad
como el sobrepeso se relacionan con el nivel de ingresos, pero su incidencia ha
aumentado también en las personas con pocos recursos y en países empobrecidos.
La falta de recursos impide que millones de niños reciban una alimentación
adecuada para su crecimiento. Los alimentos hipercalóricos -bollería
industrial, comida rápida o platos precocinados-, se convierten en la base
nutricional de muchos de estos pequeños. Productos de baja calidad con altos
contenidos en grasas y azúcares, sustituyen a los alimentos frescos y ricos en
nutrientes. Debido a su bajo coste, la comida basura es más que una alternativa
para millones de personas sin recursos.
Los malos
hábitos alimenticios, la escasa actividad física, junto con la falta de
recursos son las principales causas del aumento de la obesidad y el sobrepeso a
nivel mundial. La OMS
afirma que la falta de políticas de apoyo en sectores como la salud, la
agricultura, el transporte, el planteamiento urbano, el medio ambiente, el
procesamiento, distribución y comercialización de alimentos, y la educación ha
facilitado el asentamiento y propagación de estas enfermedades. Tanto la
obesidad como el sobrepeso, así como sus enfermedades asociadas, pueden
prevenirse. Tomar medidas a nivel individual se torna indispensable para evitar
estragos en la salud, pero también es necesario una estrategia y política
global para su prevención y control.
“Somos los que
comemos”, reza un dicho popular. Cada vez que elegimos los alimentos que vamos
a consumir elegimos un estilo de vida, un estado de salud. Apostar por frutas,
verduras, legumbres, cereales integrales, o frutos secos, frente a productos
prefabricados o industriales con excesos de grasas saturadas y azúcares
refinados, es sinónimo de apostar por nuestro bienestar. Una alimentación
equilibrada junto a una actividad física periódica es la mejor medicina contra
el sobrepeso.
Sin embargo, la
responsabilidad individual termina cuando no es posible acceder a un modo de
vida saludable. El compromiso político y la colaboración de entidades públicas
y privadas es esencial para establecer unos hábitos alimenticios saludables,
asequibles y accesibles para todos. En este terreno la industria alimentaria
juega un papel determinante.
Se trata de
poner en práctica una comercialización responsable en la que se promueva el
consumo de alimentos frescos y saludables; se asegure el acceso a alimentos
sanos y nutritivos a todos los consumidores; y se limite la promoción y
publicidad de productos industriales con altos contenidos en conservantes, grasas
y azúcares, es responsabilidad del negocio de la alimentación.
No es innocuo
nuestro estilo de vida, cada vez más consumista y más sedentario. La obesidad y
el sobrepeso se han convertido en una epidemia a nivel mundial que se salda con
millones de vidas cada año. Frenar y controlar la propagación de estas
enfermedades requiere un cambio en nuestro entorno social y cultural. Para
recuperar un estilo de vida saludable, en el que la alimentación sea
equilibrada y el ejercicio sea una actividad habitual, es necesario educar.
Educar en la importancia de nuestras elecciones, de nuestro bienestar y nuestra
salud.
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