miércoles, 26 de diciembre de 2012

A LA AUTORIDAD DEPORTIVA.

Distinguida autoridad deportiva.


Me dirijo a usted con profundo respeto dada su investidura. El privilegio del tuteo ya será para otras ocasiones. Déjeme informarle también que lo he tenido siempre como una autoridad honesta, decente y eficaz en todos los aspectos, muy firme y hasta duro cuando aplica la normatividad, pero siempre sustentando su proceder en principios de ética, valores deportivos y universales. Con base a ello me dirijo públicamente a usted para llamar su atención hacia un caso que, aunque aparentemente pequeño y focalizado, en realidad nos incumbe a todos los involucrados en el deporte por lo que representa y tiene de paradigmático: las agresiones a quienes impartimos justicia deportiva.

No solo en el futbol, sino en el basquetbol, beisbol, tenis, Voleibol, futbol rápido, de sala, etc. Los jueces son agredidos sin piedad y son presionados psicológicamente y cuando llega el reporte a la autoridad inmediata, con una pequeña o gran multa e- co-nó-mi-ca (sí, económica) dicen que ya pagaron su castigo. ¡Bendito Dios! Por esa causa muchos deportes están sin personas que se dediquen a impartir justicia deportiva.
Es urgente se haga algo. En cualquier rincon del país. Qué llamen a cuentas las Federaciones a los directivos de los diferentes deportes. pero que sean claro y sinceros, donde no intervenga el "es mejor llevar la vida en paz", cuando en la práctica quién sufre es el que imparte justicia deportiva. El que está en los campos: el árbitro.
Recuerdo cuando inicie de árbitro –a los siete años de edad- todo era una sensación. Avance, me superé y logre impartir justicia deportiva en partidos de suma importancia. En lo profesional es diferente. En el sector aficionado sufre uno de todo. ¿No habrá alguna autoridad que pudiera regir el proceder de la forma de castigo de los protagonistas de los antivalores? no solo contra árbitros sino contra las familias o aficionados que asisten a los campos a disfrutar de un buen encuentro deportivo.
Creo que hay casos muy sonados en todo el territorio nacional, en lo deportivo, donde las personas que de buena fe, buscan aplicar e interpretar el espíritu de las reglas de juego se han retirado. Se han largado y hay lugares donde los Colegios de silbantes han hasta desaparecido. No hay quién quiera impartir justicia deportiva.
De eso, precisamente se trata esta misiva. De la reparación terrible de daño moral, físico que injustamente se infringió y se está infringiendo a estas personas –los árbitros de los diferentes deportes- cuyos únicos delitos han sido: ser árbitro, ser valiente y aplicar el espíritu de las reglas.

Apelamos a su comprensión, para que se haga algo urgente.
No solamente palabrerías sino hechos.
Atentamente:
Rafael Michel.
Ciudadanos mexicano,
enamorado del arbitraje.

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