Rafael Michel
¡Cuidado! con lo que las personas ven o con lo que se entretienen en el navegador del internet. Se hace adicción. Y para muestra un ejemplo: Raúl nunca se imaginó que se haría adicto al cibersexo. Como les ha sucedido a muchas personas, se vio expuesto accidentalmente a la pornografía y los foros de charla eróticos mientras navegaba por Internet. Al cabo de poco tiempo estaba totalmente esclavizado. “Esperaba a que mi esposa se marchara a trabajar —recuerda—, y entonces saltaba de la cama y me sentaba delante de la computadora durante horas.” En el transcurso de estas sesiones maratónicas, ni siquiera paraba para comer o beber. “No me daba cuenta de que [tenía] hambre”, señala. Empezó a mentir a su mujer sobre sus actividades secretas, a perder la concentración en el trabajo y a volverse cada vez más receloso. Su matrimonio comenzó a sufrir, y cuando finalmente concertó una cita con una de las personas con las que había compartido experiencias cibersexuales, su esposa lo descubrió. En la actualidad, Juan recibe tratamiento por motivo de su adicción.
Los enemigos de la pornografía se remiten a historias como esta para demostrar lo degradante que llega a ser. Según ellos, la pornografía destruye las relaciones afectivas, rebaja a las mujeres, explota a los niños y transmite una visión pervertida y nociva del sexo. Por otro lado, sus defensores sostienen que se trata de una forma de libre expresión y tachan a sus detractores de puritanos. “La gente no debería avergonzarse de su orientación sexual ni de sus deseos —escribe un partidario—. La pornografía puede usarse para entablar y fomentar conversaciones francas sobre sexo.” Algunos incluso afirman que la proliferación de la pornografía es el sello distintivo de una sociedad sana y tolerante. El escritor Brian McNair señala: “La sociedad que tenga la madurez de soportar imágenes explícitas del acto sexual entre adultos que dan su consentimiento se sentirá más a gusto con la diversidad sexual y la igualdad de la mujer”.
Ahora podremos preguntarnos y contestarnos: ¿Indica la existencia de esta controversia que la pornografía sea aceptable? ¿Por qué está tan difundida? ¿Es de verdad peligrosa, el cibersexo?
Es fácil entender cómo un archivo puede ser visto como una ventana al pasado, para investigadores y estudiantes; en expediente privado -donde escribimos dos, Rafael Abraham Michel y Rafael Mario Michel- guardamos mucha información que a la postre ya hacen la historia y que queremos compartir con los lectores, que son lo mejor que tenemos. Sus críticas y comentarios son bienvenidas y super especiales, que las tomaremos en cuanta en: micro_cuate@hotmail.com, microcuate@gmail.com.
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