domingo, 24 de marzo de 2013

SIGUE EL MEXICO CON HAMBRE Y SED DE JUSTICIA A 19 AÑOS DE DISTANCIA


Rafael Michel

Aún lo recuerdo.

EL HOMNEJAJE A LUIS DONALDO COLOSIO,
EN ALGUNOS LUGARES MUY CONCURRIDOS.
Cómo si fue ayer.
Hace 19 años, en Tijuana.
Se registró el asesinato que hizo temblar…
A toda la clase política.
Es uno de los acontecimientos más dramáticos de la historia política del México moderno. Un supuesto tirador solitario, asesinó arteramente al candidato presidencial priísta, Luis Donaldo Colosio Murrieta, ahí en Lomas Taurinas.

El malogrado político, entonces de 44 años de edad, originario de Magdalena de Kino, Sonora, economista, llegó a Tijuana para acudir a eventos relativos a su campaña electoral. Cuentan las crónicas que el de Lomas Taurinas era el primero de la agenda. Ni siquiera ha de haber imaginado que sería el último.

Dicen que arribó al Aeropuerto Internacional “Abelardo L. Rodríguez” aproximádamente a las 16:05 horas. De ahí se trasladó a Lomas Taurinas. Una colonia casi inaccesible, un asentamiento irregular, con nulas condiciones de seguridad para un evento de este tipo.

El candidato priísta dió su mensaje en un improvisado templete. Concluyó aproximádamente a las 17:00 horas. Descendió y decidió avanzar entre la muchedumbre, para llegar al vehículo que lo trasladaría al siguiente evento.

En ese tramo, se le acercó por un costado, Mario Aburo Martínez, de 22 años y le dió un balazo en la cabeza y otro más en el abdómen cuando se desplomaba. Lo trasladaron de emergencia al Hospital General, el más cercano al lugar, con la esperanza de salvarle la vida, pero nada se pudo hacer. A las 20 horas, oficialmente, se le declaró muerto.

Nadie podía creer lo que había ocurrido. Parecía inconcebible. Los candidatos presidenciales, cuentan con altas medidas de seguridad a cargo de elementos del Estado Mayor Presidencial. Por regla general, son exageradamente celosos de su papel. No permiten que nadie se acerque al candidato, casi Presidente de México.

Por ello, cuando se supo del magnicidio, y que supuestamente fue cometido por un jovenzuelo, surgieron las sospechas de que había sido un complot y muchos voltearon hacia el Presidente Carlos Salinas de Gortari.

Bueno, Colosio fue producto del sistema priísta, y por lo tanto resultaba lógico pensar que de triunfar en los comicios, como tradicionalmente ocurría, no haría nada para cambiar las formas de los gobiernos priístas. Sin embargo, algo ocurrió, pues Luis Donaldo dejó a un lado los guiones oficiales y empezó a reflejar en sus discursos, la realidad nacional.

En especial, muchos recuerdan el discurso que pronunció el 6 de marzo de 1994, frente al Monumento a la Revolución Mexicana, en el aniversario del PRI, que consideran ocasionó el rompimiento con Salinas de Gortari. Se refirió a un México agraviado y en crisis, con profundas diferencias sociales, pero con la esperanza de transformaciones.

"Veo –dijo- un México de comunidades indígenas, que no pueden esperar más a las exigencias de justicia, de dignidad y de progreso; de comunidades indígenas que tienen la gran fortaleza de su cohesión, de su cultura y que están dispuestos a creer, a participar, a construir nuevos horizontes”.

"Veo –agregó- un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”.

"Como partido de la estabilidad y la justicia social, nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros”, dijo en otra parte de su discurso. Seguramente Salinas de Gortari se sintió aludido. Le quedó “el saco”, pues.

Cada expresión, parecía el inicio de una rebelión. “Tenemos –dijo- que asumir esta autocrítica y tenemos que romper con las prácticas que nos hicieron una organización rígida”.

Una más : “Tenemos que superar las actitudes que debilitan nuestra capacidad de innovación y de cambio. Empecemos por afirmar nuestra identidad, nuestro orgullo militante y afirmemos nuestra independencia del gobierno”.

17 días después de ese mensaje lacerante, contra el PRI-gobierno, Colosio fue asesinado en Lomas Taurinas, en Tijuana. Por ello la relación entre el magnicidio y Salinas de Gortari, era ineludible. Por eso las sospechas. Muchos voltearon de inmediato hacia la Presidencia de la República.

Salinas de Gortari dedicó muchos recursos, en fortalecer la hipótesis poco creíble del asesino solitario. Nunca se cuestionó, oficialmente, la actitud de los Guardias Presidenciales, que prácticamente dejaron paso libre al asesino, para que cumpliera su encargo.

Hace 19 años de ese horrendo crímen. Curiosamente, el tiempo no ha logrado borrar las sospechas. Pero irónicamente, ahora más que nunca, Salinas de Gortari sigue siendo un personaje maquiavélico y se dice que con gran ascendencia en la administración de Enrique Peña Nieto.

Y aunque los priístas casi repiten de memoria aquel valiente mensaje de Colosio, la verdad es que solamente lo utilizan para dar sustento a los discursos políticos. De Luis Donaldo, sólo se acuerdan en el aniversario e su muerte.

Su ideario, es simple bandera demagógica y populista. Simple retórica dominguera que nadie ha sido capaz de llevar a la práctica. El México de hoy, está peor que el que reflejó en su mensaje del 6 de marzo de 1994. Si hoy viviera, Luis Donaldo Colosio volvería a decir : “"Veo un México con hambre y con sed de justicia”.
Y aún sigue ese México con esas características. Con hambre y con sed.

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