sábado, 10 de marzo de 2012

EL FUTBOL, REFLEJO DE LA SOCIEDAD

Rafael Michel.
Es interesante interpretar lo que es ele deporte del futbol, en México. Así como en Estados Unidos el beisbol o el futbol américano: ¿Idiotizar a los habitantes? ¿para qué? para que no se den cuenta de los problemas sociales...
El fútbol se convierte en una bandera con todos los colores, es una moneda común, es un idioma internacional. Hace que se entiendan niños, adultos y viejos de manera inmediata sin ningún otro vínculo de comunicación.

O el fútbol es un reflejo de la sociedad actual, se ha convertido en una manifestación ritual y en espejo simbólico de la estructura social de nuestra cultura. El rito, el mito y el símbolo están presentes en muchas de las manifestaciones que se dan en este deporte. Podríamos justificar esta manifestación cultural interpretando la impresionante afirmación del filósofo e historiador Carl Diem (1966), quien afirmaba que: "La realización explosiva del mundo civilizado en forma de estallido deportivo como la protesta viva de nuestras fuerzas animales contra la restricción de movimientos impuesta por el tecnicismo".

El fútbol ha sido uno de los fenómenos sociales más importantes del siglo XX y durante el nuevo milenio adquiere más fuerza. Su práctica no conoce fronteras y se practica en los cinco continentes independientemente del nivel social o cultural de sus gentes. El mundo se mueve al ritmo del balón (el calendario puede modificarse o anularse dependiendo de la importancia de los partidos), desde los patios de colegio a los estadios deportivos a los barrios marginales.

Hoy por hoy, el fútbol es sinónimo de satisfacción, cánticos, modas, pasión, sentimiento, culpa, odio, agonismo, lucha, negocio, guerra, amor, prensa, poesía, política incluso de vida...

La importancia y éxito del fútbol, se reconoce ya en su juego precedente el "ts´u chü". Los intelectuales de la antigüedad lo reflejaban, prueba de ello es esta inscripción que aparece en China dedicada al fútbol (Poeta chino, años 50-136 d. C.):

Redondo es el balón, cuadrado el campo
igual a la imagen de la tierra y del cielo.
la pelota pasa sobre nosotros como la luna
cuando los dos equipos se enfrentan.
Se ha nombrado a los capitanes
y dirigen el juego
según el inmutable reglamento.
Ninguna ventaja para los parientes,
no ha lugar a partidismos; en cambio,
reina la decisión y la sangre fría
sin error ni omisión.
Y si todo esto es necesario para el ts´u chü,
cuánto más lo será en la lucha de la vida.

En un primer momento, el fútbol como juego antes que como deporte, mantuvo la sencillez propia de otras actividades enraizadas en la misma naturaleza humana. Cuando nos referimos en la actualidad al fútbol, nos referimos a algo tan claro y que evidencia un fenómeno socio-cultural y educativo, tan conocido, y sin embargo es uno de los fenómenos más polémicos, algo tan fascinante como complejo. El significado del fútbol hoy, es algo distinto de lo que fue y significó en otros tiempos. Su significado se ha ido modificando, puesto que es un hecho social y como tal es reflejo de la evolución de la propia sociedad, sobre la que a su vez ejerce una importante influencia.

El fútbol, como primer exponente del deporte, es un fenómeno que adquiere a diario un gran impacto dentro de las diferentes sociedades. Es una práctica humana tan significativa en nuestra época como pocos fenómenos sociológicos puedan serlo, forma parte de la cultura contemporánea, es un pilar en el que con fortaleza se apoya la historia cultural de nuestro tiempo. Tan sólo la música ha representado un fenómeno socio-cultural equiparable al deporte, aunque de dimensión y naturaleza diferentes.

Podemos empezar a entender la importancia sociocultural de este deporte cuando leemos a Cagigal (1957): "El deporte es algo que existe; intrínseco a la naturaleza humana; que se manifiesta, que se ha manifestado siempre donde el hombre ha existido...El deporte es una realidad metafísica del hombre. Es decir, que dondequiera que se da el hombre se da el deporte y sólo en el hombre se puede éste concebir". Evidentemente a esta construcción del deporte ha ayudado, como representativo que lo es, de manera fundamental el fútbol.

Parafraseando a Diem (1966), más interesante es, si cabe, la consideración del fútbol desde una visión cosmogenética y metafísica, cuando se refería al deporte como recuerdo y renovación de cósmicas fuerzas vitales. En esta línea, y considerando al rey de los juegos o como "el deporte por excelencia", el fútbol se convierte en propiedad de lo humano, ya que la categoría general del deporte es la del comportamiento humano.

El fútbol es un capaz de convocar la globalidad del ser humano en sus distintos niveles de conciencia y expresión, y también de obtener los núcleos de ritualidad entre ambientes diversos y heterogéneos de lo social. El fútbol, como una tela de araña, abarca los distintos campos de la naturaleza humana y contribuye en la construcción cultural. Como juego, el fútbol asume el deber estratégico de ofrecer una estructura lúdica que conecte parte del yo con lo social, así como presentar la expresión de los valores y de contraindicaciones de una cultura pluralista.

Para finalizar, diremos que es necesario estudiar el fútbol como comportamiento humano único, e indagar en la realidades antropológicas: corporal, de movimiento y lúdica. Sería conveniente, pues, "bucear" en los factores antropofilosóficos que configuran las metas del fútbol, tanto juego y como deporte, que son: lograr satisfacer su potencial humano de desarrollo; lograr adaptarse y controlar el mundo que le rodea; poder relacionarse con los demás; lograr realizarse personalmente; alcanzar el bienestar social de quienes lo disfrutan; y contribuir para conseguir un proyecto de vida...
En fin, cada quién lo va a interpretar como más le guste juzgar.

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