viernes, 2 de julio de 2010

LA HISTORIA SE HACE CON HECHOS Y DIALOGOS

La historia se hace mediante diálogos y hechos. Hace diez años se dió la trancisión de poderes, entre el partido revolucionario institucional y el partido acción nacional. Mucho hemos escrito. Incluso Víctor Hugo Michel -mi pariente- afirma que El PAN, sacó del poder al PRI, que duró largos 70 años en el poder.
Y se dicen muchas y muchisímas otras cosas, entre las que se destaca que: Hace cuatro años, la embajada de Estados Unidos en México siguió tan de cerca las elecciones presidenciales de 2006 que desde abril de ese año comunicó a Washington un pronóstico de quién ganaría: Andrés Manuel López Obrador.

El vaticinio lo hizo el entonces presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, en un desayuno al que acudió junto con el magistrado presidente del Tribunal Electoral, Leonel Castillo, a la residencia del embajador de Estados Unidos, Tony Garza, revelan comunicaciones internas de la embajada en poder de MILENIO. “Ugalde admitió francamente que no habría problemas poselectorales por la gran ventaja que tenía el candidato (López Obrador) sobre sus dos rivales, de 10 puntos o más.

“Tanto Ugalde como Castillo dijeron al embajador que no anticipaban ninguna protesta después de las elecciones”, concluyó el oficial de Asuntos Políticos de la embajada. Lo anterior se desprende del cable diplomático R 022240Z, en el que se narran las conclusiones de un desayuno privado entre Ugalde, Garza y Castillo —realizado a finales de abril—, en el cual el presidente del IFE pintó un escenario rosa a Estados Unidos.

Primero, descartó una elección cerrada y advirtió que la campaña “no estaba tan competida” como se pensó en un principio. También desechó la idea de un posible fraude electoral gracias a la masiva ventaja que gozaba López Obrador en las encuestas sobre Felipe Calderón.

“Durante el desayuno, organizado por el embajador, los dos líderes de las instituciones electorales de México mostraron una absoluta confianza en que las elecciones del 2 de julio marcharían a la perfección y que los resultados serían respetados por todos los candidatos”, comunicó la embajada a Washington.

Estas y otras impresiones forman parte de una extensa colección de cables diplomáticos que la embajada de Estados Unidos produjo en los meses previos y posteriores al 2 de julio de 2006, desclasificados por el Departamento de Estado a petición de este diario mediante la Ley de Transparencia de Estados Unidos (FOIA por sus siglas en inglés).

En los cables, 37 en total, se permite un vistazo a la forma de seguir el proceso electoral mexicano por parte de la superpotencia, que pedía sus opiniones a priistas, perredistas y panistas de alto nivel, impresiones comunicadas a Washington, en algunos casos con preocupación, en otros con optimismo.

La embajada desplegó un operativo de relaciones políticas tal que incluso tuvo acceso a encuestas privilegiadas del IFE sobre los comicios.

Los argumentos de Ugalde y Castillo fueron tan convincentes que la Oficina de Asuntos Políticos de la embajada envió comentarios positivos a la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, a la que se aseguró que las elecciones se desarrollarían sin sobresaltos.

“El IFE nos dice que podría anunciar un ganador la misma noche del 2 de julio”, se añade en el cable del desayuno, que tiene un título que a la distancia resulta por lo menos cómico: “Las autoridades electorales predicen aguas calmas”.

En efecto, predijeron aguas calmas, sin nubarrones en el horizonte. Una visión casi irreal: “Controversias que hace unos meses parecían muy vivas como las posibles protestas violentas por un candidato ahora se ven muy poco probables”, concluyó el autor del reporte.

Hubo más pronósticos optimistas: “Ugalde admitió que una carrera que hace seis meses parecía muy cerrada en realidad iría en sentido diferente (…) se mostró muy confiado en los procesos del IFE con el Programa de Resultados Preliminares, al que calificó de clase mundial”.

La historia, obviamente, sería diferente. Como se narra en cables posteriores, en mayo la embajada se vio obligada a prender los focos rojos sobre el desastre que se venía: “López Obrador ha cometido serios errores en su campaña”, dice un cable de ese mes. “Prepárense para un viaje complicado”, advirtió un segundo telegrama en el que ya se atisbaba una crisis postelectoral.

La narrativa incluye cuatro cables sobre el 2 de julio de 2006, todos con el mismo sentido: por la noche del domingo, la oficina de Asuntos Políticos de la embajada de Estados Unidos simplemente no tenía resultados claros sobre qué había pasado en México. Ugalde, sus pronósticos, todo, habían fallado.En su primer cable enviado a Washington, calificado como de alta prioridad y confidencial, la legación admitió que no había forma de decir quién era el ganador. El informe estaba dirigido a la secretaria de Estado y al consejero de Seguridad Nacional de George W. Bush. “El día de la elección resultó tranquilo en México, marcado por buenos números de votantes y un proceso ordenado. Pero incluso un buen proceso no siempre provee de resultados inmediatos con un electorado tan dividido”, se advirtió en el mensaje. “Los resultados de los exit polls que nos filtraron durante el día hablan de que hay prácticamente un empate entre Calderón y López”.

Una recomendación especial se giró a Washington en el cable R 013304Z, copias del cual fueron distribuidas al Comando del Norte, el Comando del Sur, la DEA. el secretario de Defensa, el Departamento de Seguridad Interna, el Consejo de Seguridad Nacional, el FBI y el Departamento de Estado: sean cautos. “Recomendamos NO hacer llamadas de felicitación hasta que los conteos del IFE estén concluidos”, dijo la embajada.

El 3 de julio la embajada tomó una línea diferente y en un mensaje enviado al Departamento de Estado, los consulados estadunidenses en el país y, curiosamente, a la embajada de Estados Unidos en Venezuela, advirtió que Calderón ya se enfilaba como ganador.

Nuevamente, fue el IFE el que proporcionó la información.“Nuestros contactos en el IFE nos dicen que una vez finalizados los cómputos de la votación, Calderón mantendrá una ventaja mínima”, se adelantaba en la comunicación diplomática. “Aunque faltan los votos de 1.55 por ciento de las casillas, no tenemos ninguna razón para creer que los votos cambiarán sustancialmente”.

Para el 7 de julio, con López Obrador denunciando un fraude electoral, la embajada notó al IFE preocupado. Esta es la impresión que dejó en un oficial político un briefing organizado por el Instituto y la Secretaría de Relaciones a diplomáticos acreditados en el país con miras a convencerles de la legitimidad de las elecciones.“El briefing fue encabezado por el canciller Luis Ernesto Derbez y la consejera Alejandra Latapí y aunque fue un encuentro muy bien preparado, detallado y hasta persuasivo, tuvo un tono muy defensivo, lo cual refleja la presión bajo la que se encuentra el IFE ante los ataques estridentes de AMLO y sus simpatizantes”, se expuso.

Marcado como confidencial, el cable R 141801Z detalla un encuentro privado entre consejeros del IFE y funcionarios de la embajada el 12 de julio, parte de la ofensiva del Instituto por convencer a Washington de que las elecciones fueron justas y de que Calderón había ganado.“En la reunión se refutaron los alegatos de un fraude e irregularidades que ha hecho en su contra López Obrador”, se anota.

Al encuentro acudieron Latapí y el director de Asuntos Internacionales del IFE, Manuel Carrillo. “Nos describieron con gran detalle las salvaguardas incorporadas en el proceso del Instituto”.El resto del contenido de la reunión, lrealizada en una ubicación secreta, fue clasificado por 15 años por el Departamento de Estado.

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