miércoles, 8 de julio de 2009

TOMAR MEDIDAS

Por Rafael Michel

¡Ah vivientes!: veo con inquietud que, como tantas veces en el pasado de nuestra especie, de nuevo les hiere la paradoja de ver y comprobar que el progreso bien puede convertirse en el absurdo de ser fuente de su sufrimiento, frustración, angustia, desesperación y miedo para todos, sin excepción, ya que afecta a hombres y mujeres, jóvenes y viejos, ricos y pobres, poderosos y humildes, ignorantes y sabios, feos y guapos, malos y buenos, como de manera tan amplia y universal lo expresaron esas obras conocidas con el nombre de danzas de la muerte propias de la Edad Media, después de la catástrofe que significó para la misma la denominada "peste negra".Pienso que es una lástima que ustedes, los vivientes, tengan necesidad de una pandemia para tomar medidas que a todos sin excepción protejan.

BENEFICIOS DE LA NARRATIVA

Por Rafael Michel

La narrativa es un género literario que nos brinda la oportunidad de adentrarnos en la realidad o realidades que circundan nuestra consciencia individual y colectiva. Nos permite conocer un poco más de lo que ocurre en nuestras vidas, de forma realista, fantástica o simbólica. Como parte de este género, el libro "El día que la Muerte murió" ofrece una compilación de catorce relatos y cuentos teátricos (estos últimos son escritos con una cierta estructura de obra teatral, sin perder la esencia narrativa), como los denomina el autor, en los cuales pueden encontrarse narraciones cuyo contenido aborda con un lenguaje coloquial, pero alegórico, la desensibilización social y emocional, nuestros miedos e inquietudes, todo esto envuelto en un tenue manto de muerte y desesperanza, no como algo a lo cual el ser humano va irremediablemente y sin sentido, sino como una forma de identificar nuestras debilidades y obsesiones. Cuentos como el monólogo La rabia, de forma sencilla, nos narra cómo un hombre transgrede las leyes sociales y morales asesinando a su mujer al emponzoñarla con la saliva infectada de rabia de un murciélago...

LO ABSURDO DEL PODER

Por Rafael Michel

Lo absurdo del poder radica en su falta de personificación. Las instituciones lo son todo: los individuos son removibles, dispensables, simples mecanismos intercambiables que cumplen su función durante dos, tres, seis años, y son depuestos por gracia del aparato político o, si el accesorio es muy defectuoso, por ingenierillos que a su vez también serán desechados llegado el momento. Lo importante es, al fin y al cabo, que la maquinaria siga funcionando sin importar si está a punto de colapsar o la herrumbre la corroa por completo.

DON QUIJOTE

Por Rafael Michel

Siendo don Quijote de la Mancha una obra mundialmente reconocida y admirada por muchas generaciones de lectores, se podría pensar que ya nada nuevo queda por decir para resaltar sus innumerables atributos. Sin embargo, no deja de ser una referencia en constante renovación para quienes buscan en la literatura una manera de disfrutar su tiempo libre, o quizá también para tratar de explicarse el mundo que les rodea. Gracias a una obra como esta, sigue manteniéndose presente una contagiosa bibliofilia, la cual ayuda a que la lectura de libros no se extinga por completo, en esta época tan saturada de señales caóticas de todo tipo. Sirvan estos comentarios como punto de partida para hacer una exploración, sumada a las muchas que ya se han hecho, de la primera parte de esta gran novela. El acto de leer es, en sí, uno de los ingredientes fundamentales de la obra maestra de Cervantes. Es decir, la lectura de los libros de caballerías es el motor inicial de la trama, así como el origen de todos los infortunios del personaje principal de la novela. Como nos dice Carlos Fuentes: “don Quijote es un lector […] su lectura es su locura”. A partir de esa bella locura se desata el dinamismo que da vida a “la novela como el arte de los desplazamientos”.

LA MADRE DE LA CORRUPCION

Por Rafael Michel


El poder absoluto es la madre de la corrupción, la insidia, la degradación, pero sobre todo de la estupidez y la estulticia humana, muy evidente y tan en boga actualmente en la clase política. Y si bien, dicen los que se supone que saben, las instituciones van más allá de los hombres, son éstos quienes al fin y al cabo les dan sentido; de ahí que sea absurdo afirmar que estén libres de tales males o logren sobrevivir incólumes ante dichas aberraciones.