Las mascotas nos brindan amor incondicional: No juzgan ni emiten juicios. Una mascota es una compañía tanto para el niño como para cualquier miembro de la familia. Una mascota puede consolar, brindar apoyo y escuchar los problemas de un niño. El animal siempre estará ahí sin excepción, sosteniéndonos y acompañándonos. Y, al jugar, una mascota puede convertirse en una compañera y en el mejor amigo.
Una mascota puede enseñar empatía: El cuidado de una mascota que es tan dependiente de ti enseña empatía. Aprendemos a leer las necesidades de nuestra mascota: ¿tiene hambre? ¿necesita salir? Por otra parte, la empatía es la única habilidad que se puede enseñar y es fundamental para poder desenvolvernos de forma saludable en la vida.
Una mascota puede enseñar confianza y responsabilidad: Al tener la responsabilidad de cuidar a una mascota, obtenemos seguridad y confianza hacia nosotros mismos. Nos sentimos útiles al ver que somos capaces de cuidar a otro. Los niños de hasta tres años pueden realizar tareas sencillas, como darle agua a la mascota y alimentarla.
Los animales pueden ayudar a socializar a los niños y aumentar las habilidades verbales y de comunicación: Los niños que están comenzando a hablar, practican conversando con sus mascotas.
De esta manera, la presencia de mascotas en la familia brinda apoyo social, emocional y apoyo en el aprendizaje de las habilidades del lenguaje cognitivo para los niños. La convivencia con mascotas favorece la socialización de los infantes.
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