Es fácil entender cómo un archivo puede ser visto como una ventana al pasado, para investigadores y estudiantes; en expediente privado -donde escribimos dos, Rafael Abraham Michel y Rafael Mario Michel- guardamos mucha información que a la postre ya hacen la historia y que queremos compartir con los lectores, que son lo mejor que tenemos. Sus críticas y comentarios son bienvenidas y super especiales, que las tomaremos en cuanta en: micro_cuate@hotmail.com, microcuate@gmail.com.
jueves, 30 de enero de 2025
FILOSOFO SPINOZA.
Spinoza disidente, Tatián.
En este libro,
Tatián expone que la filosofía de Spinoza no es una filosofía de la deserción,
sino de la disidencia. La disidencia es la posibilidad de romper con lo
impuesto y explorar lo que aún no se sabe.
Algunas de las
ideas principales de Spinoza son:
v La mente humana no tiene voluntad absoluta o libre.
v El orden y conexión de las cosas es el mismo que el orden y conexión de
las ideas.
v La naturaleza (Dios) es la única que existe.
v El orden ideal es el mismo que el real.
Spinoza disidente,
analiza la vida y obra de Baruch Spinoza. En él, Tatián expone la idea de que
la disidencia es la posibilidad de no conformarse con el sistema de valores,
representaciones y relaciones establecido.
Creo que propone
una pedagogía inspirada en Spinoza que se base en la igualdad de las
inteligencias. Tatián considera que la promesa democrática del spinozismo puede
ser una herramienta para las luchas sociales.
Algunas ideas
de Spinoza disidente son:
v La disidencia es la
posibilidad de no conformarse con el sistema establecido.
v La disidencia es una ruptura
que no abandona el lugar, sino que busca iniciar, explorar y generar de otro
modo.
v La disidencia es una
reivindicación del derecho a sentir de otra manera.
v La disidencia es una
sabiduría de la adversidad que puede ayudar a resistir en tiempos de oscuridad.
El proyecto ético de Spinoza intenta
desplegarse como una ética objetiva, en cuanto lo bueno o malo que le puede
ocurrir al cuerpo no está fundamentado en un destino o una voluntad divina: son
las acciones de los hombres la que lo hacen responsable. Se podría asumir a la
ética de Spinoza como una filosofía que precede al existencialismo sartreano,
ya que si las acciones de los hombres no dependen de una voluntad divina, y
menos de preceptos de Bien y Mal, es de responsabilidad de esos hombres las
afecciones que provienen de las pasiones alegres o tristes. Esta filosofía de
las pasiones no apunta a una represión de las mismas, sino a una moderación,
por lo que es importante reconocer en ella la potencialidad que permite
expresar formas políticas que provengan desde la dimensión corporal como
expresión de una moderación del placer y el deseo, pero que no implique si responden
al esquema de Bien o Mal, sino en cuanto esas afecciones permitan producir
cuerpos más potentes.
La concepción del cuerpo en Spinoza es
parte de su monismo ontológico que deviene en una crítica de las religiones
realmente existentes, siguiendo el imaginario moderno de Descartes,
especialmente sobre su lectura del dualismo antropológico, donde se considera
que el hombre es un compuesto de espíritu y de cuerpo. Según Marzano (2007), no
hay reciprocidad entre el alma y el cuerpo, sino que ambas son comprendidas
dentro de una totalidad, es decir, dentro del monismo ontológico de una única
substancia, ya sea Dios o la Naturaleza. Esto da cuenta de una concepción del
cuerpo en forma tradicional, como si fuera una totalidad y no un lugar de
constitución mediante su relación con prácticas, discursos y valores, es decir:
como una somateca, a decir de una de las intelectuales de la teoría queer como
es Preciado (2008). Esto no implica que Spinoza no sea un pliegue por donde
pensar al cuerpo desde una perspectiva que lo relacione con la historia y, por
tanto, que sea un lugar de inscripción de los sucesos (Foucault, 1992). Esta
otra segunda entrada en la Ética permite conocer la influencia de Spinoza en el
pensamiento de Deleuze, no sólo en la obra mencionada, sino principalmente en
sus obras en conjunto con Guattari denominadas Capitalismo y Esquizofrenia
(Deleuze y Guattari, 2004, 2002), donde van a profundizar sobre los rastros
spinonzianos del deseo y la inmanencia, para devenir en un arte de vivir que se
despoje de toda fundamentación metafísica del obrar humano.
Spinoza afirma que las cosas que
componen o están en el universo, seres humanos incluidos, son “modos” de
Dios.18 Los modos o afecciones representan los accidentes de la única
sustancia, Dios; por lo tanto, todo ser humano u otra cosa del universo es, en
algún sentido, dependiente de Dios. La naturaleza de esta dependencia se
encuentra en disputa. Algunos intérpretes sostienen que los modos son
propiedades de Dios, en el sentido tradicional. Otros sostienen que los modos
son los efectos de Dios. En todo caso, los modos son, también, lógicamente
dependientes de la esencia de Dios, en tanto cada suceso se sigue de la
naturaleza de Dios al igual que –usando el ejemplo de Spinoza- de la esencia
del triángulo se sigue que sus ángulos sean iguales a dos ángulos rectos. Dado
que Dios debe existir necesariamente acorde a su propia naturaleza, no hay
ningún suceso que pudiera haberse evitado; y, si un destino particular de algún
modo particular es determinado por Dios, no hay escapatoria a ello. En términos
de Spinoza: “Una cosa que ha sido determinada por Dios para producir un efecto
no puede hacerse a sí misma indeterminada.” La creación divina del universo no
es una decisión divina, no está motivada por ningún propósito.
Proposiciones (explicadas) utilizadas en
la primera parte
La sustancia es por naturaleza anterior
a sus afecciones (Se refiere a la antigüedad del origen de la substancia
comparada con nosotros)
Dos sustancias que tienen diversos
atributos no tienen nada común entre sí (Se refiere a la diferencia de los
atributos dados)
En cosas que no tienen nada en común
entre sí, el uno no puede ser la causa de la otra. (Una substancia con
diferentes atributos no puede crear otra)
Dos o más cosas distintas se distinguen
entre sí por la diversidad de los atributos de las sustancias o por la
diversidad de las afecciones de esas sustancias (La diversidad en los atributos
de una substancia la hace única y la separa de las demás)
No puede haber dos o más sustancias de
la misma naturaleza o atributo (Todas las substancias son diferentes)
Una sustancia no puede ser producida por
otra substancia (Una substancia no puede crear otra)
A la naturaleza de la sustancia
pertenece el existir (Si algo existe tiene substancia)
Toda sustancia es necesariamente
Infinita (La substancia no se puede agotar o desaparecer)
Cuanto más grande es un ser, más
atributos de pertenecen (A más complejidad, más atributos)
Cada atributo de una sustancia debe ser
concebido por sí mismo (No puede ser creada por algo más que no sea ella misma)
Dios o sea la sustancia que consta de
infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una eterna e infinita
existencia (Dios es omnipotente y posee infinitos atributos)
No se puede conseguir con exactitud
ningún atributo de la sustancia del que se diga que la sustancia puede ser
dividida (La sustancia es indivisible)
La sustancia es absolutamente infinita e
indivisible.
Aparte de Dios no se puede dar ni
concebir ninguna sustancia (Dios es el único capaz de crear sustancia)
Todo lo que es es un Dios y sin dios
nada puede ser concebido.
De la necesidad de la naturaleza divina
deben seguirse infinitas cosas, en infinitos modos. Esto es todo cuánto puede
caer bajo el entendimiento infinito (En un universo infinito hay infinitas
substancias e infinitas cualidades)
Dios actúa por las solas leyes de su
naturaleza y no coaccionado por nadie. (La omnipotencia de Dios le permite crear
y actuar por su cuenta)
Dios es causa inmanente pero no
transitiva de todas las cosas.
Dios o sea todos los atributos de Dios
son eternos.
Segunda parte: De la naturaleza y el origen del alma
Segunda parte de la Ética, edición de
1677.
La segunda parte de la Ética se
concentra en la mente y el cuerpo humanos. Spinoza ataca varias proposiciones
cartesianas:
que el pensamiento y el cuerpo son
sustancias distintas y se afectan una a otra; que conocemos mejor nuestro pensamiento
que nuestro cuerpo; que nuestros sentidos son confiables; que pese a haber sido
creados por Dios, podemos cometer errores cuando afirmamos la verdad, en virtud
de nuestra voluntad libre, de una idea que no es clara y distinta.
Spinoza niega cada una de estas
proposiciones. Respecto de (1), argumenta que el pensamiento y el cuerpo son
una única cosa pensada de dos maneras distintas.19 La naturaleza en su
totalidad puede ser descrita en términos de pensamientos o de cuerpos. Sin
embargo, no podemos mezclar estas dos maneras de describir las cosas, como
Descartes hace, y decir que el pensamiento afecta al cuerpo o viceversa.20 Más
aún, el autoconocimiento del pensamiento no es fundamental; éste no puede
conocer sus propios pensamientos mejor de lo que conoce cómo su cuerpo actúa en
relación con otros cuerpos. Además, no hay diferencia entre contemplar una idea
y pensar que ella es cierta; y la voluntad no es libre de ninguna manera. La
percepción sensorial, a la cual Spinoza llama “conocimiento del primer tipo”,
es completamente incierta, ya que refleja más cómo nuestros propios cuerpos
funcionan que las cosas como verdaderamente son. Podemos, además, tener un tipo
de conocimiento preciso llamado “conocimiento del segundo tipo”, o “razón”.
Éste engloba el conocimiento acerca de las características comunes a todas las
cosas, e incluye principios de física y geometría. Se puede tener, además, un
“conocimiento del tercer tipo”, o “conocimiento intuitivo”. Éste es un tipo de
conocimiento que, de alguna manera, relaciona cosas particulares con la
naturaleza de Dios.
Tercera parte: Del origen de la
naturaleza de las afecciones
En la tercera parte de la Ética, Spinoza
argumenta que todas las cosas, incluyendo a los seres humanos, se esfuerzan por
persistir en su ser. Esto se suele interpretar en el sentido de que las cosas
intentan perdurar tanto como puedan. Spinoza explica cómo este esfuerzo
(“conato”)21 subyace a nuestras emociones o afecciones (amor, odio, alegría,
tristeza, y otras).22 Nuestra mente es a veces pasiva y a veces activa. Es necesariamente
activa en tanto contiene ideas adecuadas, mientras que mientras tenga ideas
inadecuadas, es necesariamente pasiva.
Cuarta parte: De la servidumbre del hombre o de la fuerza de las afecciones
La cuarta parte, “De la esclavitud
humana”, analiza las pasiones humanas, las cuales Spinoza ve como aspectos del
pensamiento que nos conducen al exterior para buscar lo que nos da placer y
rehuir lo que nos da dolor. La “esclavitud” a la que se refiere es la
dominación de estas pasiones o, en sus propias palabras, “afecciones”. Spinoza
examina cómo los afectos, cuando no son controlados, pueden atormentar a la
humanidad, y hacer imposible a ésta vivir, uno junto a otro individuo, en
armonía.
Quinta parte: De la potencia del entendimiento o de la libertad del hombre
La quinta parte, “De la libertad
humana”, argumenta que la razón puede gobernar los afectos en la búsqueda de la
virtud; la cual, para Spinoza, es la autopreservación. Solo con la ayuda de la
razón los humanos podrán distinguir las pasiones que verdaderamente ayudan a la
virtud de aquellas que son perjudiciales a ella. Gracias a la razón es que
podemos ver las cosas como realmente son, sub species aeternitatis, “bajo el
aspecto de la eternidad”. Y, dado que Spinoza trata a Dios y a la naturaleza de
forma indistinguible, conocer las cosas es conocer mejor a Dios.23 Entendiendo
que todas las cosas son determinadas por la naturaleza a ser como son, podemos
alcanzar la tranquilidad racional que mejor aporta a nuestra felicidad, y nos
libera de ser conducidos por nuestras pasiones.
Dios y la naturaleza- Retrato de Baruch Spinoza, 1665.
Según Spinoza, Dios es naturaleza y la
naturaleza es Dios (Deus sive Natura). Este es su panteísmo. En su libro
anterior, Tractatus Theologico-Politicus, Spinoza discutió las inconsistencias
que resultan cuando se supone que Dios tiene características humanas. En el
tercer capítulo de ese libro, afirmó que la palabra "Dios" significa
lo mismo que la palabra "Naturaleza". Él escribió: "Ya sea que digamos
[...] que todas las cosas suceden de acuerdo con las leyes de la naturaleza, o
que estén ordenadas por el decreto y la dirección de Dios, decimos lo
mismo". Más tarde calificó esta declaración en su carta a Henry Oldenburg
abjurando del materialismo.24 La naturaleza, para Spinoza, no es materia
física. En este libro comparó a Dios con la naturaleza al escribir "Dios o
la Naturaleza" cuatro veces.25 "Para Spinoza, Dios o la Naturaleza,
siendo una y la misma cosa, es el sistema completo, infinito, eterno,
necesariamente existente, activo del universo en el que absolutamente todo
existe. Este es el principio fundamental de la Ética...".26
Spinoza sostiene que todo lo que existe
es parte de la naturaleza, y todo en la naturaleza sigue las mismas leyes
básicas. En esta perspectiva, los seres humanos son parte de la naturaleza y,
por lo tanto, pueden explicarse y entenderse de la misma manera que todo lo
demás en la naturaleza. Este aspecto de la filosofía de Spinoza, su
naturalismo, fue radical para su época, y tal vez incluso para la actualidad.
En el prefacio de la tercera parte de la Ética (relacionada con las emociones),
escribe:
"La mayoría de los escritores sobre las emociones y la conducta humana parecen tratar más bien asuntos ajenos a la naturaleza que a fenómenos naturales que siguen las leyes generales de la naturaleza. Parecen concebir que el hombre está situado en la naturaleza como un reino dentro de un reino: porque creen que perturba en lugar de seguir el orden de la naturaleza, que tiene control absoluto sobre sus acciones y que está determinado únicamente por él mismo. Sin embargo, mi argumento es este. Nada sucede en la naturaleza, lo que puede atribuirse a un defecto en el mismo; porque la naturaleza es siempre la misma, y en todas partes una y la misma en su eficacia y poder de acción; es decir, las leyes y ordenanzas de la naturaleza, por las cuales todas las cosas suceden y cambian de una forma a otra, son en todas partes y siempre iguales;" - Ética, Parte 3
Por lo tanto, Spinoza afirma que las pasiones de odio, ira, envidia, etc., consideradas en sí mismas, "se derivan de esta misma necesidad y eficacia de la naturaleza; responden a ciertas causas definidas, a través de las cuales se entienden y poseen ciertas propiedades tan digno de ser conocido como las propiedades de cualquier otra cosa". Los humanos no son diferentes en especie del resto del mundo natural; ellos son parte de eso.27El naturalismo de Spinoza puede verse como derivado de su firme compromiso con el principio de razón suficiente (PSR), que es la tesis de que todo tiene una explicación. Articula el PSR de una manera fuerte, ya que lo aplica no solo a todo lo que es, sino también a todo lo que no es:
"De todo lo que sea, se debe asignar una causa o razón, ya sea por su existencia o por su inexistencia , por ejemplo, si existe un triángulo, se debe otorgar una razón o causa por su existencia; si, por el contrario, no existe, también debe otorgarse una causa que impida su existencia o anule su existencia." - Ética, Parte 1, XI (énfasis agregado)
Y para continuar con el ejemplo del triángulo de Spinoza, aquí hay una afirmación que hace sobre Dios:
"Desde el poder supremo de Dios, o la naturaleza infinita, un número infinito de cosas, es decir, todas las cosas necesariamente han surgido en un número infinito de formas, o siempre fluyen de la misma necesidad; Del mismo modo que de la naturaleza de un triángulo, se sigue desde la eternidad y para la eternidad, que sus tres ángulos interiores son iguales a dos ángulos rectos." - Ética, Parte 1, XVII
Spinoza rechazó la idea de un Creador externo de forma repentina y aparentemente caprichosa, creando el mundo en un momento particular en lugar de otro, y creándolo de la nada. La solución le pareció más desconcertante que el problema, y más bien poco científica en cuanto a que implicaba una ruptura en la continuidad. Prefirió pensar en todo el sistema de realidad como su propio terreno. Este punto de vista era más simple; evitó la concepción imposible de la creación de la nada; y fue religiosamente más satisfactorio al acercar a Dios y al hombre a una relación más cercana. En lugar de la Naturaleza, por un lado, y un Dios sobrenatural, por el otro, postuló un mundo de realidad, a la vez Naturaleza y Dios, y no dejó lugar para lo sobrenatural. Este llamado naturalismo de Spinoza solo se distorsiona si uno comienza con una cruda idea materialista de la Naturaleza y supone que Spinoza degradó a Dios. La verdad es que elevó la naturaleza al rango de Dios al concebir la naturaleza como la plenitud de la realidad, como el Uno y el Todo. Rechazó la simplicidad engañosa que se obtiene al negar la realidad de la materia, de la mente o de Dios. El sistema cósmico los comprende a todos. De hecho, Dios y la Naturaleza se vuelven idénticos cuando cada uno se concibe como el Autoexistente Perfecto. Esto constituye Spinoza's Dios y la Naturaleza se vuelven idénticos cuando cada uno es concebido como el Autoexistente Perfecto. Esto constituye Dios de Spinoza y la Naturaleza se vuelven idénticos cuando cada uno es concebido como el Autoexistente Perfecto. Esto constituye el panteísmo de Spinoza.2728
Filosofía moral;
"Sin inteligencia no hay vida
racional: y las cosas solo son buenas, en la medida en que ayudan al hombre a
disfrutar de la vida intelectual, que se define por la inteligencia. Por el
contrario, cualquier cosa que impida que el hombre perfeccione su razón, y su
capacidad para disfrutar de la vida racional, solo se llama maldad." -
Ética , Parte IV, Apéndice V
Para Spinoza, la realidad significa actividad, y la realidad de cualquier cosa se expresa en una tendencia a la autoconservación: existir es persistir. En los tipos más bajos de cosas, en la llamada materia inanimada, esta tendencia se muestra como una "voluntad de vivir". Considerado fisiológicamente, el esfuerzo se llama apetito ; cuando somos conscientes de ello, se llama deseo. Las categorías morales, el bien y el mal, están íntimamente conectadas con el deseo, aunque no de la forma que comúnmente se supone. El hombre no desea nada porque piensa que es bueno, o lo rechaza porque lo considera malo; más bien considera algo bueno si lo desea, y lo considera malo si tiene aversión por él. Ahora, todo lo que se siente para aumentar la actividad vital da placer; cualquier cosa que se sienta para disminuir dicha actividad causa dolor. El placer, junto con la conciencia de su causa externa, se llama amor, y el dolor, junto con la conciencia de su causa externa, se llama odio: el "amor" y el "odio" se usan en el sentido amplio de "me gusta" y "aversión". Todos los sentimientos humanos se derivan del placer, el dolor y el deseo.28
Spinoza ofrece un análisis detallado de toda la gama de sentimientos humanos, y su relato es uno de los clásicos de la psicología.29 Para el presente propósito, la distinción más importante es aquella entre sentimientos "activos" y sentimientos "pasivos" (o "pasiones"). El hombre, según Spinoza, es activo o libre en la medida en que cualquier experiencia es el resultado únicamente de su propia naturaleza; él es pasivo, o un siervo, en la medida en que cualquier experiencia se debe a otras causas además de su propia naturaleza. Los sentimientos activos son todas formas de autorrealización, de actividad elevada, de fortaleza mental y, por lo tanto, siempre son placenteros. Son los sentimientos pasivos (o "pasiones") los responsables de todos los males de la vida, ya que son inducidos en gran medida por cosas ajenas a nosotros y con frecuencia causan esa vitalidad baja que significa dolor. Spinoza luego vincula su ética con su teoría del conocimiento, y correlaciona el progreso moral del hombre con su progreso intelectual. En la etapa más baja del conocimiento, la de la "opinión", el hombre está bajo la influencia dominante de las cosas fuera de sí mismo, y también lo está en la esclavitud de las pasiones. En la siguiente etapa, la etapa de la "razón", el rasgo característico de la mente humana, su inteligencia, se afirma y ayuda a emanciparlo de su esclavitud a los sentidos y los atractivos externos. La comprensión de la naturaleza de las pasiones ayuda a liberar al hombre de su dominio. Una mejor comprensión de su propio lugar en el sistema cósmico y del lugar de todos los objetos de sus gustos y disgustos, y su comprensión de la necesidad que rige todas las cosas, tienden a curarlo de sus resentimientos, remordimientos y decepciones. Se reconcilia con las cosas y gana tranquilidad. De esta manera, la razón enseña la aquiescencia en el orden universal y eleva la mente por encima de la agitación de la pasión. En la etapa más alta del conocimiento, la del "conocimiento intuitivo", la mente comprende todas las cosas como expresiones del cosmos eterno. Ve todas las cosas en Dios, y Dios en todas las cosas. Se siente como parte del orden eterno, identificando sus pensamientos con el pensamiento cósmico y sus intereses con los intereses cósmicos. De este modo, se vuelve eterno como una de las ideas eternas en las cuales el Pensamiento de Atributo se expresa y alcanza esa "bendición" que "no es la recompensa de la virtud, sino la virtud misma", es decir, la alegría perfecta que caracteriza el yo perfecto. actividad. Este no es un logro fácil o común. "Pero", dice Spinoza, "todo lo excelente es tan difícil como raro".