jueves, 30 de enero de 2025

Varias. Libros









 


FILOSOFO SPINOZA.

 

Spinoza disidente, Tatián.

En este libro, Tatián expone que la filosofía de Spinoza no es una filosofía de la deserción, sino de la disidencia. La disidencia es la posibilidad de romper con lo impuesto y explorar lo que aún no se sabe.

Algunas de las ideas principales de Spinoza son:

v La mente humana no tiene voluntad absoluta o libre.

v El orden y conexión de las cosas es el mismo que el orden y conexión de las ideas.

v La naturaleza (Dios) es la única que existe.

v El orden ideal es el mismo que el real.

Spinoza disidente, analiza la vida y obra de Baruch Spinoza. En él, Tatián expone la idea de que la disidencia es la posibilidad de no conformarse con el sistema de valores, representaciones y relaciones establecido.

Creo que propone una pedagogía inspirada en Spinoza que se base en la igualdad de las inteligencias. Tatián considera que la promesa democrática del spinozismo puede ser una herramienta para las luchas sociales.

Algunas ideas de Spinoza disidente son:

v La disidencia es la posibilidad de no conformarse con el sistema establecido.

v La disidencia es una ruptura que no abandona el lugar, sino que busca iniciar, explorar y generar de otro modo.

v La disidencia es una reivindicación del derecho a sentir de otra manera.

v La disidencia es una sabiduría de la adversidad que puede ayudar a resistir en tiempos de oscuridad.

 A forma de resumen, la filosofía del cuerpo en Spinoza deviene de dos vías, la metafísica que concibe a Dios o la Naturaleza como una única substancia con atributos como la extensión y el pensamiento, expresado en dos modos de ser: el cuerpo y el alma. Esta metafísica implica que no haya una jerarquización del cuerpo sobre el alma y viceversa, abriendo la realidad ontológica para pensar un dualismo atravesado por una doctrina del paralelismo, en cuanto el cuerpo y el alma no son diferentes entre sí. La otra vía, la de la filosofía práctica, implica responder a la pregunta: ¿qué puede un cuerpo?, en cuanto los cuerpos entablan relaciones de afección unos con otros, potenciándose o despotenciándose, perfeccionándose o desperfeccionándose.

 

El proyecto ético de Spinoza intenta desplegarse como una ética objetiva, en cuanto lo bueno o malo que le puede ocurrir al cuerpo no está fundamentado en un destino o una voluntad divina: son las acciones de los hombres la que lo hacen responsable. Se podría asumir a la ética de Spinoza como una filosofía que precede al existencialismo sartreano, ya que si las acciones de los hombres no dependen de una voluntad divina, y menos de preceptos de Bien y Mal, es de responsabilidad de esos hombres las afecciones que provienen de las pasiones alegres o tristes. Esta filosofía de las pasiones no apunta a una represión de las mismas, sino a una moderación, por lo que es importante reconocer en ella la potencialidad que permite expresar formas políticas que provengan desde la dimensión corporal como expresión de una moderación del placer y el deseo, pero que no implique si responden al esquema de Bien o Mal, sino en cuanto esas afecciones permitan producir cuerpos más potentes.

 

La concepción del cuerpo en Spinoza es parte de su monismo ontológico que deviene en una crítica de las religiones realmente existentes, siguiendo el imaginario moderno de Descartes, especialmente sobre su lectura del dualismo antropológico, donde se considera que el hombre es un compuesto de espíritu y de cuerpo. Según Marzano (2007), no hay reciprocidad entre el alma y el cuerpo, sino que ambas son comprendidas dentro de una totalidad, es decir, dentro del monismo ontológico de una única substancia, ya sea Dios o la Naturaleza. Esto da cuenta de una concepción del cuerpo en forma tradicional, como si fuera una totalidad y no un lugar de constitución mediante su relación con prácticas, discursos y valores, es decir: como una somateca, a decir de una de las intelectuales de la teoría queer como es Preciado (2008). Esto no implica que Spinoza no sea un pliegue por donde pensar al cuerpo desde una perspectiva que lo relacione con la historia y, por tanto, que sea un lugar de inscripción de los sucesos (Foucault, 1992). Esta otra segunda entrada en la Ética permite conocer la influencia de Spinoza en el pensamiento de Deleuze, no sólo en la obra mencionada, sino principalmente en sus obras en conjunto con Guattari denominadas Capitalismo y Esquizofrenia (Deleuze y Guattari, 2004, 2002), donde van a profundizar sobre los rastros spinonzianos del deseo y la inmanencia, para devenir en un arte de vivir que se despoje de toda fundamentación metafísica del obrar humano.

Spinoza afirma que las cosas que componen o están en el universo, seres humanos incluidos, son “modos” de Dios.18​ Los modos o afecciones representan los accidentes de la única sustancia, Dios; por lo tanto, todo ser humano u otra cosa del universo es, en algún sentido, dependiente de Dios. La naturaleza de esta dependencia se encuentra en disputa. Algunos intérpretes sostienen que los modos son propiedades de Dios, en el sentido tradicional. Otros sostienen que los modos son los efectos de Dios. En todo caso, los modos son, también, lógicamente dependientes de la esencia de Dios, en tanto cada suceso se sigue de la naturaleza de Dios al igual que –usando el ejemplo de Spinoza- de la esencia del triángulo se sigue que sus ángulos sean iguales a dos ángulos rectos. Dado que Dios debe existir necesariamente acorde a su propia naturaleza, no hay ningún suceso que pudiera haberse evitado; y, si un destino particular de algún modo particular es determinado por Dios, no hay escapatoria a ello. En términos de Spinoza: “Una cosa que ha sido determinada por Dios para producir un efecto no puede hacerse a sí misma indeterminada.” La creación divina del universo no es una decisión divina, no está motivada por ningún propósito.

 

Proposiciones (explicadas) utilizadas en la primera parte

 

La sustancia es por naturaleza anterior a sus afecciones (Se refiere a la antigüedad del origen de la substancia comparada con nosotros)

Dos sustancias que tienen diversos atributos no tienen nada común entre sí (Se refiere a la diferencia de los atributos dados)

En cosas que no tienen nada en común entre sí, el uno no puede ser la causa de la otra. (Una substancia con diferentes atributos no puede crear otra)

Dos o más cosas distintas se distinguen entre sí por la diversidad de los atributos de las sustancias o por la diversidad de las afecciones de esas sustancias (La diversidad en los atributos de una substancia la hace única y la separa de las demás)

No puede haber dos o más sustancias de la misma naturaleza o atributo (Todas las substancias son diferentes)

Una sustancia no puede ser producida por otra substancia (Una substancia no puede crear otra)

A la naturaleza de la sustancia pertenece el existir (Si algo existe tiene substancia)

Toda sustancia es necesariamente Infinita (La substancia no se puede agotar o desaparecer)

Cuanto más grande es un ser, más atributos de pertenecen (A más complejidad, más atributos)

Cada atributo de una sustancia debe ser concebido por sí mismo (No puede ser creada por algo más que no sea ella misma)

Dios o sea la sustancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una eterna e infinita existencia (Dios es omnipotente y posee infinitos atributos)

No se puede conseguir con exactitud ningún atributo de la sustancia del que se diga que la sustancia puede ser dividida (La sustancia es indivisible)

La sustancia es absolutamente infinita e indivisible.

Aparte de Dios no se puede dar ni concebir ninguna sustancia (Dios es el único capaz de crear sustancia)

Todo lo que es es un Dios y sin dios nada puede ser concebido.

De la necesidad de la naturaleza divina deben seguirse infinitas cosas, en infinitos modos. Esto es todo cuánto puede caer bajo el entendimiento infinito (En un universo infinito hay infinitas substancias e infinitas cualidades)

Dios actúa por las solas leyes de su naturaleza y no coaccionado por nadie. (La omnipotencia de Dios le permite crear y actuar por su cuenta)

Dios es causa inmanente pero no transitiva de todas las cosas.

Dios o sea todos los atributos de Dios son eternos.

Segunda parte: De la naturaleza y el origen del alma

Segunda parte de la Ética, edición de 1677.

La segunda parte de la Ética se concentra en la mente y el cuerpo humanos. Spinoza ataca varias proposiciones cartesianas:

 

que el pensamiento y el cuerpo son sustancias distintas y se afectan una a otra; que conocemos mejor nuestro pensamiento que nuestro cuerpo; que nuestros sentidos son confiables; que pese a haber sido creados por Dios, podemos cometer errores cuando afirmamos la verdad, en virtud de nuestra voluntad libre, de una idea que no es clara y distinta.

Spinoza niega cada una de estas proposiciones. Respecto de (1), argumenta que el pensamiento y el cuerpo son una única cosa pensada de dos maneras distintas.19​ La naturaleza en su totalidad puede ser descrita en términos de pensamientos o de cuerpos. Sin embargo, no podemos mezclar estas dos maneras de describir las cosas, como Descartes hace, y decir que el pensamiento afecta al cuerpo o viceversa.20​ Más aún, el autoconocimiento del pensamiento no es fundamental; éste no puede conocer sus propios pensamientos mejor de lo que conoce cómo su cuerpo actúa en relación con otros cuerpos. Además, no hay diferencia entre contemplar una idea y pensar que ella es cierta; y la voluntad no es libre de ninguna manera. La percepción sensorial, a la cual Spinoza llama “conocimiento del primer tipo”, es completamente incierta, ya que refleja más cómo nuestros propios cuerpos funcionan que las cosas como verdaderamente son. Podemos, además, tener un tipo de conocimiento preciso llamado “conocimiento del segundo tipo”, o “razón”. Éste engloba el conocimiento acerca de las características comunes a todas las cosas, e incluye principios de física y geometría. Se puede tener, además, un “conocimiento del tercer tipo”, o “conocimiento intuitivo”. Éste es un tipo de conocimiento que, de alguna manera, relaciona cosas particulares con la naturaleza de Dios.

Tercera parte: Del origen de la naturaleza de las afecciones

En la tercera parte de la Ética, Spinoza argumenta que todas las cosas, incluyendo a los seres humanos, se esfuerzan por persistir en su ser. Esto se suele interpretar en el sentido de que las cosas intentan perdurar tanto como puedan. Spinoza explica cómo este esfuerzo (“conato”)21​ subyace a nuestras emociones o afecciones (amor, odio, alegría, tristeza, y otras).22​ Nuestra mente es a veces pasiva y a veces activa. Es necesariamente activa en tanto contiene ideas adecuadas, mientras que mientras tenga ideas inadecuadas, es necesariamente pasiva.

Cuarta parte: De la servidumbre del hombre o de la fuerza de las afecciones

La cuarta parte, “De la esclavitud humana”, analiza las pasiones humanas, las cuales Spinoza ve como aspectos del pensamiento que nos conducen al exterior para buscar lo que nos da placer y rehuir lo que nos da dolor. La “esclavitud” a la que se refiere es la dominación de estas pasiones o, en sus propias palabras, “afecciones”. Spinoza examina cómo los afectos, cuando no son controlados, pueden atormentar a la humanidad, y hacer imposible a ésta vivir, uno junto a otro individuo, en armonía.

Quinta parte: De la potencia del entendimiento o de la libertad del hombre

La quinta parte, “De la libertad humana”, argumenta que la razón puede gobernar los afectos en la búsqueda de la virtud; la cual, para Spinoza, es la autopreservación. Solo con la ayuda de la razón los humanos podrán distinguir las pasiones que verdaderamente ayudan a la virtud de aquellas que son perjudiciales a ella. Gracias a la razón es que podemos ver las cosas como realmente son, sub species aeternitatis, “bajo el aspecto de la eternidad”. Y, dado que Spinoza trata a Dios y a la naturaleza de forma indistinguible, conocer las cosas es conocer mejor a Dios.23​ Entendiendo que todas las cosas son determinadas por la naturaleza a ser como son, podemos alcanzar la tranquilidad racional que mejor aporta a nuestra felicidad, y nos libera de ser conducidos por nuestras pasiones.

Dios y la naturaleza- Retrato de Baruch Spinoza, 1665.

Según Spinoza, Dios es naturaleza y la naturaleza es Dios (Deus sive Natura). Este es su panteísmo. En su libro anterior, Tractatus Theologico-Politicus, Spinoza discutió las inconsistencias que resultan cuando se supone que Dios tiene características humanas. En el tercer capítulo de ese libro, afirmó que la palabra "Dios" significa lo mismo que la palabra "Naturaleza". Él escribió: "Ya sea que digamos [...] que todas las cosas suceden de acuerdo con las leyes de la naturaleza, o que estén ordenadas por el decreto y la dirección de Dios, decimos lo mismo". Más tarde calificó esta declaración en su carta a Henry Oldenburg abjurando del materialismo.24​ La naturaleza, para Spinoza, no es materia física. En este libro comparó a Dios con la naturaleza al escribir "Dios o la Naturaleza" cuatro veces.25​ "Para Spinoza, Dios o la Naturaleza, siendo una y la misma cosa, es el sistema completo, infinito, eterno, necesariamente existente, activo del universo en el que absolutamente todo existe. Este es el principio fundamental de la Ética...".26​

 

Spinoza sostiene que todo lo que existe es parte de la naturaleza, y todo en la naturaleza sigue las mismas leyes básicas. En esta perspectiva, los seres humanos son parte de la naturaleza y, por lo tanto, pueden explicarse y entenderse de la misma manera que todo lo demás en la naturaleza. Este aspecto de la filosofía de Spinoza, su naturalismo, fue radical para su época, y tal vez incluso para la actualidad. En el prefacio de la tercera parte de la Ética (relacionada con las emociones), escribe:

"La mayoría de los escritores sobre las emociones y la conducta humana parecen tratar más bien asuntos ajenos a la naturaleza que a fenómenos naturales que siguen las leyes generales de la naturaleza. Parecen concebir que el hombre está situado en la naturaleza como un reino dentro de un reino: porque creen que perturba en lugar de seguir el orden de la naturaleza, que tiene control absoluto sobre sus acciones y que está determinado únicamente por él mismo. Sin embargo, mi argumento es este. Nada sucede en la naturaleza, lo que puede atribuirse a un defecto en el mismo; porque la naturaleza es siempre la misma, y en todas partes una y la misma en su eficacia y poder de acción; es decir, las leyes y ordenanzas de la naturaleza, por las cuales todas las cosas suceden y cambian de una forma a otra, son en todas partes y siempre iguales;" -  Ética, Parte 3

Por lo tanto, Spinoza afirma que las pasiones de odio, ira, envidia, etc., consideradas en sí mismas, "se derivan de esta misma necesidad y eficacia de la naturaleza; responden a ciertas causas definidas, a través de las cuales se entienden y poseen ciertas propiedades tan digno de ser conocido como las propiedades de cualquier otra cosa". Los humanos no son diferentes en especie del resto del mundo natural; ellos son parte de eso.27​El naturalismo de Spinoza puede verse como derivado de su firme compromiso con el principio de razón suficiente (PSR), que es la tesis de que todo tiene una explicación. Articula el PSR de una manera fuerte, ya que lo aplica no solo a todo lo que es, sino también a todo lo que no es:

"De todo lo que sea, se debe asignar una causa o razón, ya sea por su existencia o por su inexistencia , por ejemplo, si existe un triángulo, se debe otorgar una razón o causa por su existencia; si, por el contrario, no existe, también debe otorgarse una causa que impida su existencia o anule su existencia." -  Ética, Parte 1, XI (énfasis agregado)

Y para continuar con el ejemplo del triángulo de Spinoza, aquí hay una afirmación que hace sobre Dios:

"Desde el poder supremo de Dios, o la naturaleza infinita, un número infinito de cosas, es decir, todas las cosas necesariamente han surgido en un número infinito de formas, o siempre fluyen de la misma necesidad; Del mismo modo que de la naturaleza de un triángulo, se sigue desde la eternidad y para la eternidad, que sus tres ángulos interiores son iguales a dos ángulos rectos." -  Ética, Parte 1, XVII

Spinoza rechazó la idea de un Creador externo de forma repentina y aparentemente caprichosa, creando el mundo en un momento particular en lugar de otro, y creándolo de la nada. La solución le pareció más desconcertante que el problema, y más bien poco científica en cuanto a que implicaba una ruptura en la continuidad. Prefirió pensar en todo el sistema de realidad como su propio terreno. Este punto de vista era más simple; evitó la concepción imposible de la creación de la nada; y fue religiosamente más satisfactorio al acercar a Dios y al hombre a una relación más cercana. En lugar de la Naturaleza, por un lado, y un Dios sobrenatural, por el otro, postuló un mundo de realidad, a la vez Naturaleza y Dios, y no dejó lugar para lo sobrenatural. Este llamado naturalismo de Spinoza solo se distorsiona si uno comienza con una cruda idea materialista de la Naturaleza y supone que Spinoza degradó a Dios. La verdad es que elevó la naturaleza al rango de Dios al concebir la naturaleza como la plenitud de la realidad, como el Uno y el Todo. Rechazó la simplicidad engañosa que se obtiene al negar la realidad de la materia, de la mente o de Dios. El sistema cósmico los comprende a todos. De hecho, Dios y la Naturaleza se vuelven idénticos cuando cada uno se concibe como el Autoexistente Perfecto. Esto constituye Spinoza's Dios y la Naturaleza se vuelven idénticos cuando cada uno es concebido como el Autoexistente Perfecto. Esto constituye Dios de Spinoza y la Naturaleza se vuelven idénticos cuando cada uno es concebido como el Autoexistente Perfecto. Esto constituye el panteísmo de Spinoza.27​28​

Filosofía moral;

"Sin inteligencia no hay vida racional: y las cosas solo son buenas, en la medida en que ayudan al hombre a disfrutar de la vida intelectual, que se define por la inteligencia. Por el contrario, cualquier cosa que impida que el hombre perfeccione su razón, y su capacidad para disfrutar de la vida racional, solo se llama maldad." -  Ética , Parte IV, Apéndice V

Para Spinoza, la realidad significa actividad, y la realidad de cualquier cosa se expresa en una tendencia a la autoconservación: existir es persistir. En los tipos más bajos de cosas, en la llamada materia inanimada, esta tendencia se muestra como una "voluntad de vivir". Considerado fisiológicamente, el esfuerzo se llama apetito ; cuando somos conscientes de ello, se llama deseo. Las categorías morales, el bien y el mal, están íntimamente conectadas con el deseo, aunque no de la forma que comúnmente se supone. El hombre no desea nada porque piensa que es bueno, o lo rechaza porque lo considera malo; más bien considera algo bueno si lo desea, y lo considera malo si tiene aversión por él. Ahora, todo lo que se siente para aumentar la actividad vital da placer; cualquier cosa que se sienta para disminuir dicha actividad causa dolor. El placer, junto con la conciencia de su causa externa, se llama amor, y el dolor, junto con la conciencia de su causa externa, se llama odio: el "amor" y el "odio" se usan en el sentido amplio de "me gusta" y "aversión". Todos los sentimientos humanos se derivan del placer, el dolor y el deseo.28​

Spinoza ofrece un análisis detallado de toda la gama de sentimientos humanos, y su relato es uno de los clásicos de la psicología.29​ Para el presente propósito, la distinción más importante es aquella entre sentimientos "activos" y sentimientos "pasivos" (o "pasiones"). El hombre, según Spinoza, es activo o libre en la medida en que cualquier experiencia es el resultado únicamente de su propia naturaleza; él es pasivo, o un siervo, en la medida en que cualquier experiencia se debe a otras causas además de su propia naturaleza. Los sentimientos activos son todas formas de autorrealización, de actividad elevada, de fortaleza mental y, por lo tanto, siempre son placenteros. Son los sentimientos pasivos (o "pasiones") los responsables de todos los males de la vida, ya que son inducidos en gran medida por cosas ajenas a nosotros y con frecuencia causan esa vitalidad baja que significa dolor. Spinoza luego vincula su ética con su teoría del conocimiento, y correlaciona el progreso moral del hombre con su progreso intelectual. En la etapa más baja del conocimiento, la de la "opinión", el hombre está bajo la influencia dominante de las cosas fuera de sí mismo, y también lo está en la esclavitud de las pasiones. En la siguiente etapa, la etapa de la "razón", el rasgo característico de la mente humana, su inteligencia, se afirma y ayuda a emanciparlo de su esclavitud a los sentidos y los atractivos externos. La comprensión de la naturaleza de las pasiones ayuda a liberar al hombre de su dominio. Una mejor comprensión de su propio lugar en el sistema cósmico y del lugar de todos los objetos de sus gustos y disgustos, y su comprensión de la necesidad que rige todas las cosas, tienden a curarlo de sus resentimientos, remordimientos y decepciones. Se reconcilia con las cosas y gana tranquilidad. De esta manera, la razón enseña la aquiescencia en el orden universal y eleva la mente por encima de la agitación de la pasión. En la etapa más alta del conocimiento, la del "conocimiento intuitivo", la mente comprende todas las cosas como expresiones del cosmos eterno. Ve todas las cosas en Dios, y Dios en todas las cosas. Se siente como parte del orden eterno, identificando sus pensamientos con el pensamiento cósmico y sus intereses con los intereses cósmicos. De este modo, se vuelve eterno como una de las ideas eternas en las cuales el Pensamiento de Atributo se expresa y alcanza esa "bendición" que "no es la recompensa de la virtud, sino la virtud misma", es decir, la alegría perfecta que caracteriza el yo perfecto. actividad. Este no es un logro fácil o común. "Pero", dice Spinoza, "todo lo excelente es tan difícil como raro".