¡Y a hora a esperar!
No hay de otra.
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es desde este sábado -primero de diciembre de 2018- el nuevo
presidente de Los Estados Unidos mexicanos -México-. Su ascenso al poder corrige una anomalía histórica,
puesto que nunca la izquierda había gobernado el gran país norteamericano en
tiempos modernos.
Y ahora a esperar que cumpla promesas de campaña, que durante más de 12 años estuvo "cantando", pues este cambio abre además las puertas de la esperanza de la
mayoría de los mexicanos, que votaron masivamente por el cambio en julio, tras
tres décadas no solo de promesas incumplidas de Gobiernos del Partido de Acción
Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sino de una
grave quiebra del Estado, especialmente en dos rubros fundamentales: la
corrupción y la violencia. Sobre el combate a ambos ha trenzado el nuevo
presidente su pacto con México. El cambio será “profundo y radical”, dijo en su
discurso. Estamos “ante un cambio de régimen político”, remachó.
Así lo remarcaron los periódicos de todo el mundo. El País, no fue la excepción.
Las incertidumbres sobre el futuro del país, sin embargo, son
formidables, y la larga transición de cinco meses hasta la toma de posesión las
ha agrandado. La patente descoordinación de su equipo —cuando no el
enfrentamiento soterrado entre facciones— o las consultas populares sin
garantía alguna —con participaciones minúsculas respecto al censo electoral—,
que han liquidado proyectos de 13.000 millones de dólares como el nuevo
aeropuerto internacional o ampliado derechos en pensiones y sanidad, han inquietado
a los agentes económicos.
Al
mismo tiempo, un grupo creciente de intelectuales —muchos de ellos, también de
izquierdas— ha empezado a manifestar su inquietud por estas nuevas formas de
ejercer el poder y por el riesgo que ello supone para el frágil entramado
institucional mexicano ante la fuerza política y el empuje de AMLO y de Morena,
su partido. En abierto contraste con todo lo anterior, el nuevo presidente
arranca su mandato con un elevadísimo nivel de aprobación. El 63% aprueba su
desempeño como presidente electo. Y de celebrarse elecciones ahora, Morena
lograría el 44% de los votos, más que el resto de partidos juntos...
AMLO, no puede fallarnos a cientos de mexicanos que tenemos esperanza en esa transformación ¡Y EN SUS PROMESAS!