sábado, 14 de mayo de 2011

LA CRISIS PONE EN EVIDENCIA CREDIBILIDAD

Rafael Michel.



Desde Tijuana, Baja California -la frontera que queda al sur de Estados Unidos-, se puede analizar que hay varios puntos a considerar con los hechos recientes. En primer lugar, la muerte de Osama Bin Laden no restaura de manera automática el liderazgo ni la credibilidad de EU en el mundo. La crisis económica global pone en evidencia la incapacidad estadunidense para conducir a la comunidad de naciones por senderos de prosperidad, y las empresas e instituciones financieras responsables de la crisis no han pagado sus facturas, y no parece que ni el gobierno de EU ni ningún otro las vaya a llamar a cuentas ni a castigar por su comportamiento. Lo que es más: en los tiempos de la crisis capitalista que se inició en 1929, fueron los países más avanzados los que asumieron las políticas necesarias. Hoy, en una actitud francamente deshonesta e inmoral, EU y sus aliados occidentales buscan que sean los llamados “países emergentes”, en particular India y China, quienes encabecen la recuperación ante la crisis global, pese a las claras limitaciones sociales y económicas de ambas naciones.
El semanario Milenio de circulación nacional publicó una serie de reportaje interesantes sobre el hecho y dijo que en segundo lugar, a propósito del liderazgo y la credibilidad, EU señaló tras los sucesos del 11-S que Osama Bin Laden, un millonario saudí a quien Washington apoyó fuertemente en los tiempos de la invasión soviética a Afganistán, era el autor intelectual de los atentados, aunque Bin Laden tardó mucho tiempo en reivindicarlos. A 10 años de esos acontecimientos, EU afirma haberlo emboscado y tener bajo custodia su cuerpo, para anunciar, apenas unas horas después, que los restos mortales del hombre más buscado del universo fueron “arrojados al mar”. Es verdad que mostrar el cuerpo inerte de Bin Laden a la opinión pública mundial podría convertirlo en una especie de mártir a los ojos de muchos países agraviados por la política exterior estadunidense, pero al día de hoy hay pronunciamientos de diversas agrupaciones y comunidades en la región de Medio Oriente que consideran que Bin Laden no está muerto y que EU miente.

En tercer lugar, la situación de Pakistán —vecino de Afganistán— se convirtió en muy delicada. Numerosos analistas en Washington insisten en considerar a ese país un Estado fallido, y otros advierten la abierta simpatía y el apoyo brindado por los pakistaníes a todos los niveles —gubernamental y social— a los talibanes. No se olvide que Pakistán es un país políticamente inestable y que, además, posee armas nucleares.

El sitio donde Bin Laden fue presuntamente emboscado, Abbottabad, se encuentra a unos 100 kilómetros de Islamabad, y allí residen diversas academias e instalaciones militares pakistaníes, lo que corrobora la percepción de que Bin Laden se encontraba ahí no sólo con pleno conocimiento de las autoridades de Pakistán, sino que, inclusive, se beneficiaba, hasta cierto punto, de su protección. Hoy las autoridades pakistaníes han confirmado que el Operativo Gerónimo se efectuó sin que EU se los notificara, lo que incrementa las sospechas en torno a cuánta información tenía Pakistán sobre el paradero de Bin Laden y, en todo caso, por qué no la compartió con Washington. Lo que sí es cierto es que para el régimen de Asif Zardari subsiste el riesgo de revueltas populares, porque, dadas las simpatías populares con los talibanes —presuntos protectores de Al Qaeda—, no faltará quien internamente lo acuse de debilidad frente a EU, cuyos dirigentes prefirieron “pedir perdón antes que pedir permiso”.

En cuarto lugar, la muerte de Bin Laden constituye, en principio, una victoria política para la administración de Obama. Pese a su anuncio de que buscará la reelección en los comicios de 2012, entre hoy y noviembre del próximo año pueden ocurrir muchas cosas; por ejemplo, que el electorado, preocupado por cuestiones más terrenales, como el desempleo y la crisis económica, se olvide de este gran “logro”. Así, no está garantizado que quienes fueron a “festejar” en los alrededores de la Casa Blanca y en la Zona Cero en Nueva York la muerte del saudita, le otorguen su voto de manera automática a Obama en noviembre de 2012. La memoria política del electorado, no se olvide, es de corta duración. George Bush padre logró una popularidad superior a la de Harry Truman cuando desarrolló la primera guerra contra Irak a principios de los años noventa. Todo parecía indicar que se reelegiría; sin embargo, tanto énfasis en la política exterior en detrimento de la situación económica interna lo llevó a la derrota frente a un William Clinton que basó su campaña electoral en la solución de los problemas internos y cotidianos de los estadunidenses. Algo similar podría ocurrirle al actual Presidente cuando se evapore el capital político que emana del cadáver de Bin Laden.

Finalmente es pertinente preguntar: ¿cuándo se irá EU —con sus aliados— de Afganistán? Las autoridades estadunidenses han hecho saber que seguirán luchando contra los talibanes, por lo que no parece que vayan a abandonar el territorio afgano: el terrorismo, dicen, sigue siendo allí una realidad, pero la justificación para permanecer en Afganistán por más tiempo se ve severamente mermada por la muerte de Bin Laden, y a la administración Obama le costará mucho trabajo explicarle a la opinión pública de su país —y del mundo— por qué hay que seguir luchando contra el terrorismo y por qué debe continuar la presencia de EU y sus aliados en Afganistán, justo cuando se requiere liberar recursos que permitan superar la crisis económica imperante.

A final de cuentas, el mundo, sin Bin Laden, no es un lugar más seguro. Todo lo contrario.Pero, ¿realmente el mundo sin Bin Laden es un lugar más seguro? El próximo 11 de septiembre se cumplirán 10 años de los ataques, cuando el terrorismo fue elevado a la categoría de principal amenaza a la seguridad internacional. Así, la seguridad ha sido puesta, inclusive, por encima y por delante de las libertades individuales y los derechos humanos, como puede observarse en las medidas de seguridad reforzadas en puertos marítimos y aéreos, misiones diplomáticas, hoteles, etcétera, en todo el planeta. Pero además del divorcio entre la libertad, los derechos humanos y la seguridad, ésta también ha recibido la mayoría de los reflectores en detrimento de la agenda de desarrollo, pese a la relación simbiótica que debería existir entre una y otra. De hecho, EU ha debido enfrentar las consecuencias de procurarle al terrorismo tanta atención a costa de otros temas. Ahí está justo el huracán Katrina de agosto de 2005, el cual produjo mil 836 víctimas fatales (confirmadas), 135 personas desaparecidas y daños materiales superiores a los 81 mil millones de dólares. Tras Katrina, el DHS decidió incluir a los desastres naturales en su agenda de amenazas a la seguridad nacional estadunidense, a la par del terrorismo. Otro flagelo que tampoco es obra de Al Qaeda, la influenza AH1N1, que se originó en México y que se propagó por todo el mundo —y que llevó a que el propio presidente Obama declarara, el 25 de octubre de 2009, que esta enfermedad era una “emergencia nacional” en EU—, había provocado hacia el 20 de mayo de 2010, según la Organización Mundial de la Salud, 18 mil 138 decesos en el planeta. Problemas como los descritos —fenómenos naturales, epidemias- pandemias, etcétera— continuarán existiendo, pese a la muerte de Bin Laden, y seguirán amenazando a la seguridad del mundo.

Pero hablando específicamente del caso, parece prematuro pensar que el deceso de Bin Laden pone en jaque al terrorismo internacional y a Al Qaeda en particular: el mundo ha cambiado mucho y no es razonable equiparar el impacto de la muerte del saudí con el de la de Adolfo Hitler. En este último caso, es evidente que la organización por él presidida quedó faltamente mermada con su muerte, dado que su estructura era vertical y respondía a las acciones del “líder”. Pero una característica de las organizaciones criminales en estos tiempos de globalización es su capacidad para aprovechar las oportunidades que genera la “conectividad” en el planeta, y agrupaciones como Al Qaeda se estructuran como una red: aun cuando alguno de los líderes sea eliminado, la red puede seguir funcionando. Es decir, no porque Osama Bin Laden —de quien, se dice, ya estaba muerto políticamente— haya sido emboscado y asesinado, Al Qaeda desaparecerá, ni tampoco el terrorismo dejará de existir. El reto para los cuerpos de seguridad de los países es pensar y estructurarse de manera adecuada para enfrentar a las organizaciones criminales que gozan de gran flexibilidad, y que pueden aparecer, desaparecer y reaparecer con relativa rapidez. En cambio, los cuerpos de seguridad de los países aún se estructuran verticalmente y, por lo tanto, tardan en responder al desafío terrorista y/o del crimen organizado.

El mayor éxito de Al Qaeda fue haber logrado destruir la credibilidad y el liderazgo de EU en el mundo del nuevo siglo, al transmitir el mensaje de que el país más poderoso del orbe, la “única nación indispensable” —como decía William Clinton—, no pudo ni siquiera cuidarse a sí misma aquella fatídica mañana del 11-S. Ciertamente esa acción de Al Qaeda inspiró a otras organizaciones a seguir sus pasos, por lo que persiste el riesgo de ataques terroristas contra objetivos estadunidenses no solamente por parte de esa organización. Así, los conflictos asimétricos serán la principal característica del siglo XXI, sobre todo mientras los cuerpos de seguridad de EU sigan privilegiando escenarios de confrontación convencionales frente a la versatilidad de terroristas y organizaciones del crimen organizado.
El asunto WikiLeaks, sin embargo, puso de manifiesto que lo único que verdaderamente había cambiado con el arribo de Obama a la Casa Blanca eran las relaciones públicas. Según los diversos cables que se han venido divulgando en los medios de información del mundo, EU sigue teniendo intereses, no amigos; sigue desconfiando de sus aliados (a quienes, por cierto, espía); sigue empecinado en luchar contra el terrorismo; duda de la capacidad de gobierno y gestión de buena parte de los mandatarios del planeta; mantiene rivalidades estratégicas de larga data con Rusia y la República Popular China, y un largo etcétera. Aun cuando los cables diplomáticos que todos los días circulan de manera confidencial en el mundo informan en ese tenor sobre lo que observan y valoran en cualquier rincón del planeta —y ojo, no sólo los cables de manufactura estadunidense—, ciertamente EU ha tenido que desarrollar una “operación cicatriz” con sus aliados y hasta con los que no lo son. Por lo tanto, la administración Obama ha sido vista con desconfianza y poca credibilidad por parte de las naciones.A lo anterior hay que sumar las presiones y reacomodos en los cuerpos de inteligencia y seguridad de EU durante el actual gobierno, lo que ha desatado una pugna entre palomas y halcones —aunque, al decir de muchos, la verdadera pugna es sobre todo entre quienes son más halcones. En fechas recientes se ha confirmado —los rumores han estado presentes por meses— el retiro de Robert Gates al frente del Pentágono, que ha sido reemplazado por quien hasta ahora estaba al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) Leon Panetta, además del nombramiento en el lugar de éste del general David Petraeus —quien, entre otras funciones, ha estado a cargo del Comando Central (Centcom, por su acrónimo en inglés). La designación de Panetta al frente de la CIA por parte del presidente Obama fue impugnada por la poca experiencia que aquel tenía en cuestiones de inteligencia. Con todo, en su ahora célebre discurso del primero de mayo, Obama dejó en claro que la emboscada que derivó en la muerte de Bin Laden fue producto de un arduo trabajo de los servicios de inteligencia estadunidenses —que incluyen a la CIA de Panetta—, con lo que se logra por fin restituir a “la compañía” al menos una parte del protagonismo y prestigio que perdió justamente con los sucesos del 11-S y el posterior nacimiento del Departamento de Seguridad de la Patria (Department of Homeland Security, DHS).

En la estructura del DHS, la CIA veía muy acotadas sus funciones, dado que el flamante nuevo ministerio, al menos en la administración de George W. Bush, estaba llamado a ser el principal coordinador de los cuerpos de seguridad estadunidenses. Claro que la monstruosa estructura del DHS parece haber sido un obstáculo para su óptimo funcionamiento, y tras desafortunados acontecimientos como, por ejemplo, el manejo de la crisis del huracán Katrina —el Katrinagate— más las corruptelas de diversos funcionarios de alto nivel de esa dependencia, todo parece indicar que la administración Obama ha buscado restituir atribuciones y márgenes de maniobra a la CIA, una agencia pequeña pero que cuenta con una enorme experiencia en tareas de inteligencia. Ante la muerte de Bin Laden ya nadie habla de Janet Napolitano —titular del DHS— y, en cambio, la figura de Panetta se ha encumbrado, tanto que próximamente será el titular del Pentágono; esto, para efectos prácticos, constituye un “ascenso”. ¿Y qué decir del general Petraeus, considerado por muchos como un héroe nacional? El “duro” Petraeus será quien encabezará la CIA. Y claro, estos enroques deben analizarse a la luz del anuncio del lunes cuatro de abril, hecho por el propio presidente Obama, en el sentido de que buscará su reelección en los comicios de noviembre de 2012. Seguramente que el huésped más distinguido de la Casa Blanca quiere congraciarse, a través de estas designaciones, con los sectores más duros — los halcones—, que podrían ser determinantes en la elección presidencial.
“Sin Bin Laden el mundo es un lugar más seguro”. Con esta frase, el presidente de Estados Unidos (EU), Barack Obama, sentenciaba el triunfo de su administración sobre el terrorismo, flagelo elevado a la categoría de mayor amenaza a la seguridad internacional tras los atentados terroristas perpetrados en Nueva York, Washington DC y Pensilvania el 11 de septiembre de 2001 (11-S). Sin embargo, esta aseveración parece prematura si se considera el desgaste político, militar y económico estadunidense a lo largo de 10 años en los que Washington se enfrascó en dos grandes conflictos armados: Afganistán e Irak, amén de la reciente crisis financiera internacional —que se originó justamente en el vecino país—, todos ellos hechos que mermaron considerablemente la imagen, el liderazgo y la capacidad de gestión de ese país a nivel interno y externo.

Ciertamente la imagen del presidente Obama cambió tras el operativo para emboscar y eliminar a Bin Laden. Desde que asumió la primera magistratura de EU, Obama modificó el estilo y la actitud punitiva, aislacionista y belicosa de su antecesor George W. Bush. Se mostró favorable al multilateralismo y a la Organización de la Naciones Unidas (ONU); reforzó los vínculos con sus aliados y hasta obtuvo, inmerecidamente, el premio Nobel de la Paz. Los opositores de Obama, por supuesto, criticaban lo que percibían como “flaqueza” en la política exterior estadunidense, y más de uno advertía que esa imagen de cooperación y “vinculación constructiva” (constructive engagement) del mandatario podía ser contraproducente, dado que incitaría a los “enemigos de EU” a hacer de las suyas.

martes, 3 de mayo de 2011

MUERTO EL CAUSANTE DEL 11 SEPT 2001

Rafael Michel.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 (comúnmente denominados como 11-S en España y Latinoamérica; 9/11 en el mundo anglosajón), fueron una serie de atentados terroristas suicidas cometidos aquel día en los Estados Unidos por miembros de la red yihadista Al Qaeda mediante el secuestro de aviones de línea para ser impactados contra varios objetivos y que causaron la muerte a cerca de 3000 personas y heridas a otras 6000, así como la destrucción del entorno del World Trade Center en Nueva York y graves daños en el Pentágono en el Estado de Virginia, siendo el episodio que precedería a la guerra de Afganistán y a la adopción por el gobierno estadounidense y aliados de la política denominada de Guerra contra el terrorismo.

Hasta Tijuana, Baja California nos llegó la noticia de que Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, fue sorprendido en una operación que duró 40 minutos, después de que alguien lo delató. Tres días después Estados Unidos decide públicar la fotografía del cuertpo de Osama Bin laden, para que se crean que sí termino con el terrorista.
Fue el responsable que sacudió al mundo, aquél once de Septiembre de 20011 y sobretodo a Estados Unidos dónde hizo que estrellaran cuatro aviones, que antes fueron secuestrados por sus seguidores y donde murieron miles de personas inocentes.

Y según, la historiam así fue:

Dos helicópteros sobrevolaron en plena madrugada del domingo la mansión fortificada de Abbottabad, a 60 kilómetros de la capital pakistaní, donde se sospechaba que podía ocultarse Osama Bin Laden.

Pero todo comenzó porque:

Los atentados fueron cometidos por diecinueve miembros de la red yihadista Al-Qaida, divididos en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un terrorista piloto que se encargaría de pilotar el avión una vez ya reducida la tripulación de la cabina. Los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines fueron los primeros en ser secuestrados siendo ambos estrellados contra las dos torres gemelas del World Trade Center, el primero contra la torre Norte, el segundo poco después contra la Sur, provocando que ambos rascacielos se derrumbaran en las dos horas siguientes.

El tercer avión secuestrado pertenecía al vuelo 77 de American Airlines y fue empleado para ser impactado contra una de las fachadas del Pentágono, en Virginia. El cuarto avión, perteneciente al vuelo 93 de United Airlines, no alcanzó ningún objetivo al resultar estrellado en campo abierto, cerca de Shanksville, en Pensilvania, tras perder el control en cabina como consecuencia del enfrentamiento entre los pasajeros y tripulantes con el comando terrorista.

Los atentados causaron más de 6.000 heridos, la muerte de 2.973 personas y la desaparición de otras 24, resultando muertos igualmente los 19 terroristas.

Los atentados, que fueron condenados inmediatamente como horrendos ataques terroristas, por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, se caracterizaron por el empleo de aviones comerciales como armamento, provocando una reacción de temor generalizado en todo el mundo y particularmente en los países occidentales, que alteró desde entonces las políticas internacionales de seguridad aérea.


Cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados en ruta hacia el estado de California desde el Aeropuerto Internacional de Boston, el Aeropuerto Internacional Washington-Dulles y el Aeropuerto Internacional Libertad de Newark. Los cuatro aviones tenían como destino el estado de California, los tres primeros aviones hacia Los Ángeles y el último avión a San Francisco, por lo que sus depósitos de combustible iban llenos con unos 91.000 litros y unos 65.455 kg. Los dos primeros aviones impactaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center, el tercero contra el Pentágono en Washington DC y el cuarto en un campo abierto en Shanksville Pensilvania.

Algunos pasajeros y miembros de la tripulación de los aviones secuestrados pudieron llamar con sus teléfonos móviles, informando de que había varios secuestradores en cada avión. Un total de 19 fueron más tarde identificados por el FBI, cuatro en el vuelo United 93 y cinco en los otros tres vuelos.

Según revelaron los testimonios desde los propios aviones, los secuestradores habían tomado el control de éstos usando simples navajas con las que mataron a azafatas de vuelo y al menos a un piloto o pasajero. Según las investigaciones de la Comisión del 11-S, se tiene también constancia de que fue usado algún tipo de spray para retener a los pasajeros en la cabina de primera clase. Asimismo se amenazó con la presencia de una bomba en tres de los aviones; no fue así en el American Airlines 77. Según las conclusiones de esta comisión, se piensa que los avisos de bomba eran probablemente falsos

En el cuarto avión, la caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que el resto de aviones habían sido estrellados deliberadamente, trataron de retomar el control de los aparatos, a lo que los secuestradores reaccionaron moviendo el avión en un fallido intento para someter a los pasajeros. De acuerdo con la grabación 9-1-1, uno de los pasajeros, Todd Beamer, pidió a la persona con quien hablaba por teléfono que rezara con él y al finalizar simplemente dijo "let's roll". Poco después, el avión se estrelló en un campo cercano a Shanksville en Pensilvania a las 10:03.11 am hora local. Existe un debate acerca del momento exacto en que el avión chocó contra el suelo ya que los registros sísmicos registran el impacto a las 10:06 am. Posteriormente el líder de Al Qaeda capturado Khalid Shaikh Mohammed dijo que el vuelo 93 tenía como objetivo el Congreso de los Estados Unidos.

La expresión "let's roll" comenzó a ser ampliamente usada en los Estados Unidos luego de los ataques. Neil Young compuso una canción con ese título como tributo a las víctimas. Por su parte, la viuda de Beamer patentó la frase como marca registrada.
Los atentados extendieron la confusión en todos los Estados Unidos. A lo largo del día se sucedió la publicación de todo tipo de informes y noticias sin confirmar y contradictorias. Una de las más persistentes fue la de que había estallado un coche bomba en la sede central del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el edificio Trumann en Washington D.C.. Esta falsa noticia pasó por las agencias de noticias y llegó a ser publicada por varios periódicos ese día. Otro informe difundido por la agencia Associated Press afirmaba que el vuelo 1989, un avión Delta 767, había sido también secuestrado. La noticia resultó ser también un error, el avión había sido considerado brevemente como en riesgo de secuestro pero finalmente respondió a los controladores aéreos, aterrizando a salvo en el aeropuerto de Cleveland, Ohio.

Cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados en ruta hacia el estado de California desde el Aeropuerto Internacional de Boston, el Aeropuerto Internacional Washington-Dulles y el Aeropuerto Internacional Libertad de Newark. Los cuatro aviones tenían como destino el estado de California, los tres primeros aviones hacia Los Ángeles y el último avión a San Francisco, por lo que sus depósitos de combustible iban llenos con unos 91.000 litros y unos 65.455 kg. Los dos primeros aviones impactaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center, el tercero contra el Pentágono en Washington DC y el cuarto en un campo abierto en Shanksville Pensilvania.

Algunos pasajeros y miembros de la tripulación de los aviones secuestrados pudieron llamar con sus teléfonos móviles, informando de que había varios secuestradores en cada avión. Un total de 19 fueron más tarde identificados por el FBI, cuatro en el vuelo United 93 y cinco en los otros tres vuelos.

Según revelaron los testimonios desde los propios aviones, los secuestradores habían tomado el control de éstos usando simples navajas con las que mataron a azafatas de vuelo y al menos a un piloto o pasajero. Según las investigaciones de la Comisión del 11-S, se tiene también constancia de que fue usado algún tipo de spray para retener a los pasajeros en la cabina de primera clase. Asimismo se amenazó con la presencia de una bomba en tres de los aviones; no fue así en el American Airlines 77. Según las conclusiones de esta comisión, se piensa que los avisos de bomba eran probablemente falsos.

Gráfico de la FEMA que muestra los impactos en las Torres Gemelas de ambos aviones, y la trayectoria (y punto de impacto en la calle) que siguieron los trenes de aterrizaje, y uno de los motores.

En el cuarto avión, la caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que el resto de aviones habían sido estrellados deliberadamente, trataron de retomar el control de los aparatos, a lo que los secuestradores reaccionaron moviendo el avión en un fallido intento para someter a los pasajeros. De acuerdo con la grabación 9-1-1, uno de los pasajeros, Todd Beamer, pidió a la persona con quien hablaba por teléfono que rezara con él y al finalizar simplemente dijo "let's roll". Poco después, el avión se estrelló en un campo cercano a Shanksville en Pensilvania a las 10:03.11 am hora local. Existe un debate acerca del momento exacto en que el avión chocó contra el suelo ya que los registros sísmicos registran el impacto a las 10:06 am. Posteriormente el líder de Al Qaeda capturado Khalid Shaikh Mohammed dijo que el vuelo 93 tenía como objetivo el Congreso de los Estados Unidos.

La expresión "let's roll" comenzó a ser ampliamente usada en los Estados Unidos luego de los ataques. Neil Young compuso una canción con ese título como tributo a las víctimas. Por su parte, la viuda de Beamer patentó la frase como marca registrada.

Los atentados extendieron la confusión en todos los Estados Unidos. A lo largo del día se sucedió la publicación de todo tipo de informes y noticias sin confirmar y contradictorias. Una de las más persistentes fue la de que había estallado un coche bomba en la sede central del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el edificio Trumann en Washington D.C.. Esta falsa noticia pasó por las agencias de noticias y llegó a ser publicada por varios periódicos ese día. Otro informe difundido por la agencia Associated Press afirmaba que el vuelo 1989, un avión Delta 767, había sido también secuestrado. La noticia resultó ser también un error, el avión había sido considerado brevemente como en riesgo de secuestro pero finalmente respondió a los controladores aéreos, aterrizando a salvo en el aeropuerto de Cleveland, Ohio. [cita requerida]

Línea de tiempo del 11-S

El horario está establecido según la hora local de verano en el Este de los Estados Unidos (EDT). Para establecer el tiempo universal (UTC) deben sumarse cuatro horas a la hora local.

Escombros del World Trade Center
  • 08.00: el vuelo 11 de American Airlines, un Boeing 767 con 92 personas a bordo, despega del Aeropuerto Internacional Logan de Boston hacia Los Ángeles.[7]
  • 08.14: el vuelo 175 de United Airlines, un Boeing 767 con 65 personas a bordo, despega del Aeropuerto Internacional Logan de Boston hacia Los Ángeles.
  • 08.19: La azafata Betty Ong del vuelo 11 de American Airlines se comunica con la oficina de reservaciones de la compañía para informar que el avión parece estar siendo secuestrado.
  • 08.21: el vuelo 77 de American Airlines, un Boeing 757 con 64 personas a bordo, despega del Aeropuerto Internacional Dulles de Washington DC hacia Los Ángeles.
  • 08.37: la FAA (La Administración Federal Aeronáutica) notifica al NORAD (North American Aerospace Defense Command, Mando de Defensa Aérea de América del Norte) que existe una sospecha de secuestro del vuelo 11 de American.
  • 08.41: el vuelo 93 de United Airlines, un Boeing 757 con 44 personas a bordo, despega del Aeropuerto Internacional de Newark hacia San Francisco.
  • 08.46.30: el vuelo 11 de American se incrusta por completo en la Torre Norte del World Trade Center (WTC).
  • 09.02.59: el vuelo 175 de United embiste la Torre Sur del World Trade Center. El suceso es cubierto en directo por diversas cámaras de televisión que enfocaban a las Torres Gemelas a causa de la densa humareda que surgía de la Torre Norte.
  • 09.03: la FAA notifica al NORAD que existe una sospecha de secuestro del vuelo 175 de United.
  • 09.07: el Jefe de Empleados de la Casa Blanca avisa al presidente George W. Bush que embistieron la segunda torre y que Estados Unidos se encuentra bajo ataque. El presidente se encontraba reunido con unos niños de una escuela primaria de Sarasota (Florida).
  • 09.08: la FAA prohíbe todos los despegues que se dirijan hacia o pasen sobre el espacio de Nueva York.
  • 09.10-09.25: Richard Clarke, encargado de la oficina anti-terrorista, organiza una video conferencia desde la Casa Blanca entre los más altos jefes militares para organizar la respuesta.
  • 09.21: se cierran todos los túneles y puentes de la isla de Manhattan.
  • 09.26: la FAA prohíbe el despegue de todos los aviones civiles.
  • 09.31: el presidente George W. Bush pronuncia un discurso en la escuela primaria en la que se encuentra, informando que se trata aparentemente de un acto terrorista.
  • 09.34: la FAA notifica al NORAD que existe una sospecha de secuestro del vuelo 77 de American.
  • 09.34: el presidente George W. Bush sale de la escuela primaria de Sarasota hacia el aeropuerto.
  • 09.37.46: el vuelo 77 de American se estrella contra el Pentágono.
Video difundido por el gobierno estadounidense del momento del impacto contra el Pentágono del vuelo 77 de American Airlines
  • 09.45: la FAA, (con órdenes del Presidente) ordena a todos los aviones en vuelo aterrizar inmediatamente en el aeropuerto más cercano.
  • 09.48: el Congreso y la Casa Blanca son evacuados.
  • 09.57: el presidente Bush abandona Florida.
  • 09.59: se derrumba la Torre Sur.
  • 10.03.11: el vuelo 93 de United cae en un campo abierto en Shanksville, Pensilvania. Al parecer, se habría producido una lucha entre la tripulación y los pasajeros con los secuestradores para retomar el control del aparato.
  • 10.06: la FAA notifica al NORAD que existe una sospecha de secuestro del vuelo 93 de United.
  • 10.28: cae la Torre Norte.
  • 11.04: el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York es evacuado.
  • 11.45: el presidente Bush aterriza en la base aérea Barksdale en Luisiana.
  • 13.04: el presidente Bush declara "Alerta Máxima" en todo el mundo y se dirige a la nación a través de los medios de comunicación desde la base aérea Barksdale.
  • 13.37: El Presidente Bush deja en Air Force One, la base Barksdale.
  • 14.51: la Marina envía destructores misilísticos a Nueva York.
  • 15.07: El Presidente Bush aterriza en la base aérea Offutt en Nebraska.
  • 16.36: El presidente Bush deja en Air Force One, la base Offutt y ordena ser llevado a la Casa Blanca.
  • 17.25: Se derrumba el edificio 7 de 47 pisos del World Trade Center.
  • 19.00: El Presidente Bush llega a la Casa Blanca.
  • 20.30: El presidente Bush habla a la nación desde el Despacho Oval, en la Casa Blanca.

DEJO INSTRUCCIONES CONCRETAS

Rafael Michel.
Y sigue la historia...
Osama Bin Laden dejó instrucciones concretas a sus seguidores de cómo vengar su asesinato.

Bin-Laden les escribe que no teme la muerte, ya que esta le convertiría en un "shahid", un mártir que llegará al paraíso. Fuentes oficiales estadounidenses esperan la próxima divulgación de una grabación póstuma de Bin Laden, realizada para ser distribuida entre sus seguidores en caso de que falleciera. El líder de Al Qaeda también escribió un testamento en el que pedía perdón a sus hijos por haber sacrificado su papel de padre en nombre de la Yihad, la guerra santa.

Zana Bin Laden, la nuera del terrorista número uno, declaró horas después del anuncio en la operación norteamericana que "no son momentos fáciles para toda la familia que vive en Jedda en Arabia Saudí". Los hermanos y primos de Osama Bin Laden rompieron con él, tras los atentados del 11 de septiembre.

Hace poco más de un mes, en una entrevista, el hijo Omar Bin Laden de 30 años, declaro que abandonó a su padre meses antes del 11 de septiembre, tras entrenarse junto a sus hombres durante varios años.

Uno de los principales ayudantes de Osama, le advirtió que "algo grande se está preparando y muchos de nosotros moriremos. Así que es mejor que te vayas de aquí". El líder de Al Qaeda dio luz verde a Omar y este se unió a su familia en Jedda.

"El día 11 de Septiembre del 2001, estaba durmiendo en casa de mi abuela, cuando uno de mis tíos vio las Torres Gemelas ardiendo y grito: "tu padre ha destruido a la familia".

Ayer, la esposa Zana recordó que desde entonces ningún miembro de la pudiente familia saudí, volvió a referirse abiertamente al líder de Al Qaeda. Zana (Jane) es una británica de 56 años, estuvo casada 5 veces, y conoció a su marido cuando montaban a caballo en las pirámides de Egipto. Ambos viven parte del tiempo en Qatar, y la otra en Jedda, con la familia Bin-Laden. Al igual que sus primos intentan desarrollar proyectos de construcción.

En todo Oriente Medio el asesinato de Osama Bin-Laden supone un enorme terremoto. Israel y la Autoridad Nacional Palestina han reaccionado con satisfacción al asesinato de Osama Bin-Laden. El primer ministro de Israel, Beniamin Netanyahu, declaro que se trata de un día histórico y de una victoria de la justicia y de la libertad. El portavoz de la ANP, Rasan Jatib, por su parte, afirmo la muerte del líder de Al-Qaeda "es bueno para la causa de la paz".

En cambio, los islamistas de Hamas, no pudieron esconder su sorpresa ante la noticia manteniendo un silencio oficial de varias horas. 6 horas despues de la publicación de la noticia, el primer ministro islamista, Ismail Haniye, condenó el asesinato y definio a Bin-Laden como un "combatiente sagrado arabe".

EN 40 MINUTOS FUE MUERTO


Rafael Michel.
Hasta Tijuana, Baja California nos llegó la noticia de que Osama Bin Laden, líder de Al Qaeda, fue sorprendido en una operación que duró 40 minutos, después de que alguien lo delató. Tres días después Estados Unidos decide públicar la fotografía del cuertpo de Osama Bin laden, para que se crean que sí termino con el terrorista.

Y según, la historiam así fue:

Dos helicópteros sobrevolaron en plena madrugada del domingo la mansión fortificada de Abbottabad, a 60 kilómetros de la capital pakistaní, donde se sospechaba que podía ocultarse Osama Bin Laden.

En medio del revuelo atronador, 20 soldados de élite de la Marina (los temibles seals) se abrieron paso con explosivos de mano, potentes rifles de asalto y dispositivos de visión nocturna.

El líder de Al Qaeda fue entonces sorprendido: sus hombres de seguridad poco pudieron hacer contra la avalancha de fuego de los seals, que no sólo mataron a Bin Laden. También perecieron uno de los hijos del terrorista saudí, otro hombre y una mujer que llegó a ser usada como escudo humano, según narraron fuentes cercanas a la operación, a la cadena ABC.

Otras fuentes señalaron a la CNN que Bin Laden pudo morir de un disparo en la cabeza. Entre las fuerzas norteamericanas no hubo bajas, aunque un helicóptero fue alcanzado y los propios soldados estadunidenses decidieron destruirlo con explosivos cuando su tripulación estaba ya a salvo.

El Comando Conjunto de Operaciones Especiales, en cooperación con la CIA, dirigió la operación relámpago, aprobada el sábado por el presidente Obama a la vista de los últimos informes de los servicios de inteligencia, que confirmaron la presencia de Bin Laden en la mansión fortificada por muros de casi tres metros, con ventanas altas y contados puntos de acceso, de acuerdo con reportes del diario español elmundo.es.

Fue delatado en agosto

El ‘chivatazo’ se recibió en agosto: Bin Laden había abandonado su refugio en las montañas, en la frontera de Afganistán y Pakistán, para acomodarse en una casa valorada en más de un millón de dólares, ocho veces más grande que cualquier otra en las afueras de Abbottabad, una ciudad de 90 mil habitantes al norte de Islamabad.

La falta de televisión o teléfono, y el hecho de que la basura fuera quemada a diario dentro de los jardines, sirvieron para confirmar que la mansión cumplía las funciones de búnker o escondite.

Después de la muerte, el presidente Barack Obama confirmó que se había tratado de una “lucha armada”, protagonizada por “un pequeño equipo de americanos que llevaron a cabo la operación con extraordinario coraje”.

Obama confirmó también que los soldados que lanzaron el ataque habían “tomado en custodia” el cuerpo de Bin Laden.

Fuentes de Washington aseguraron a la cadena ABC que el cadáver será tratado “de acuerdo con las prácticas y las tradiciones islámicas”, aunque no informaron sobre cuál será su paradero.

Las informaciones son todavía contradictorias, pero parece que el Ejército y los servicios de inteligencia de Pakistán cooperaron al menos en labores de apoyo.

La operación del comando de elite estadunidense que acabó con la muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, en una mansión en Pakistán se llevó a cabo con una gran precisión y una espectacularidad digna de un guión de Hollywood.

El pistoletazo de salida se recibió el viernes por la mañana, cuando el presidente de EU, Barack Obama, firmó antes de emprender un viaje a Alabama la autorización para que un pequeño grupo de soldados de la Fuerza de Operaciones Especiales de la Marina (SEALS) intentara capturar a Bin Laden, vivo o muerto, según han explicado diversos altos cargos de la Administración.

Seis meses antes, la CIA había conseguido localizar al emisario de confianza de Bin Laden, de quien hasta entonces se desconocía hasta el nombre y del que se sospechaba que se ocultaba junto a su jefe.

El emisario residía en un complejo valorado en un millón de dólares en Abbottabad, en las cercanías de Islamabad y claramente construido para albergar a un objetivo mucho más valioso que un simple correo: tenía dos puertas de seguridad, espesos muros de seis metros de altura rematados con alambre de espino y el edificio no contaba con conexión telefónica ni internet.

Sus habitantes no guardaban ninguna relación con sus vecinos y quemaban su basura, en lugar de tirarla.

Poco a poco, los agentes de la CIA se convencieron de que quien se encontraba en el interior de la mansión era el propio "número uno" de Al Qaeda.

Obama encabezó no menos de cinco reuniones con su consejo de seguridad nacional para analizar los datos recabados por los servicios de inteligencia.

Las posiciones eran dispares: no era seguro al cien por cien que se tratara del propio Bin Laden, aunque según el consejero de la Casa Blanca para la lucha contra el terrorismo, John Brennan, se trataba de la pista más sólida "desde Tora Bora", cuando hace diez años EU tuvo contra las cuerdas al líder terrorista en Afganistán.

Algunos de los asesores abogaban por usar aviones espía, para no poner en peligro vidas estadounidenses. Otros preferían enviar a los SEAL, una opción más arriesgada pero con más garantías de éxito.

Finalmente, Obama optó por esta última.

El mandatario siguió la operación el domingo desde la Sala de Crisis de la Casa Blanca con sonido e imágenes en directo.

Fue "uno de los ratos de mayor ansiedad en la vida de cualquiera de los que estuvimos allí", según ha admitido Brennan.

Los nervios quedaron a flor de piel cuando uno de los dos helicópteros enviados a cubrir la misión sufrió un problema técnico. Pudo aterrizar en el complejo, pero ya no pudo moverse.

El comando entró en la residencia sin tener una idea exacta de lo que iba a encontrar.

Al ser conminados a entregarse, los terroristas optaron por abrir fuego. Según Brennan, el propio Bin Laden utilizó como escudo humano a una de sus esposas, que resultó alcanzada por las balas.

Murieron otros tres varones, identificados provisionalmente como uno de los hijos adultos de Bin Laden; el correo que sirvió para localizar al líder terrorista y al hermano de éste. Dos mujeres quedaron heridas.

El comando utilizó el helicóptero que quedaba operativo para abandonar el complejo y llevarse el cadáver de Bin Laden. En total, la operación duró apenas cuarenta minutos.

Todos salieron en un aparato. El otro se quedó en el lugar.

A posteriori, se informó de la operación a las autoridades paquistaníes, que se han hecho cargo del complejo.

Los servicios de seguridad de ambos países tratan ahora de evaluar el contenido de la edificación en busca de datos sobre la red terrorista y el resto de sus dirigentes.

Mientras, el cuerpo de Bin Laden se trasladaba al portaaviones estadounidense Carl Vinson, en el mar de Arabia, donde se prepararon los restos según los ritos islámicos y se les dieron sepultura en el mar, para evitar que su tumba se convirtiera en centro de peregrinación y ante la dificultad de encontrar un tercer país que quisiera aceptar el cuerpo.

Además de la comparación de fotografías, las pruebas de ADN contrastadas con otros miembros de la familia de Bin Laden demostraron al "99,9 por ciento" que se trataba del terrorista.